¡Echada pa’lante! Paramédica venezolana sobrevive haciendo domicilios nocturnos en bicicleta en Colombia

¡Echada pa’lante! Paramédica venezolana sobrevive haciendo domicilios nocturnos en bicicleta en Colombia

bicicleta
Karen Peñuela depende de su bici y su teléfono para trabajar. Foto: Felipe Motoa / EL TIEMPO

 

Antes de que el pedal de su bicicleta se desprendiera, llevó un domicilio de tacos mexicanos al barrio Chicó: arribó al edificio y le escribió a la cliente para entregar el paquete, pero esta no le contestaba.

Por: Felipe Motoa Franco / El Tiempo





El vigilante, frunciendo el ceño, sospechó que la joven tuviera malas intenciones:

“Me trató supermal, solo porque trabajo en esto”, se lamenta Karen Peñuela, quien se gana la vida como repartidora de domicilios vía app. Pero al final, la destinataria respondió y la muchacha pudo cumplir con su tarea.

Empuja la cicla por la ciclorruta de la carrera 19, en busca de un mecánico que suele ubicarse en la calle 122. Faltan pocos minutos para las nueve de la noche y esta colombo-venezolana avanza con una maleta cuadrada y de color naranja, más grande que su espalda, colgada de los hombros. Ahí acomoda los pedidos.

Su pelo, oscuro como el cielo nocturno, le baja como cascada y le roza el ombligo. De piel morena y dientes muy blancos, comenta que nació en Bogotá y a los 9 años se la llevaron al oriente de Venezuela. Hace ocho meses regresó, huyendo de la escasez.
Un mohín de frustración se le dibuja en la cara al ver que el mecánico se fue. Media vuelta hacia atrás y a empujar con dirección al sur:

“Lo que hoy hago es muy diferente a lo que estudié, pues soy estudiante de tercer año de medicina, con cursos de rescatista y paramédico”. Su acento es una mezcla atípica de rolo con venezolano: “No es tan común ver mujeres trabajar en esto, pero se puede. Nos ven como princesitas y creen que nos partimos una uña, pero no todas somos así. No me parece tan difícil”.

 

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