Cuando Marta (nombre ficticio) abrió su correo electrónico encontró un mensaje de un remitente desconocido en la bandeja del entrada. El asunto del mail le resultaba familiar. Era la palabra que utiliza como contraseña, reseña El Mundo.
Una vez dentro del mensaje descubre en el primer párrafo que su contraseña se ha visto comprometida. “Sé que (pancho2006) es una de tus contraseñas”, reza el correo electrónico.
A continuación, el remitente del email le informa que se ha colado en su ordenador mientras visitaba una web erótica que le dio acceso a “su pantalla y cámara web”, además de emplear un “un software que recopiló los contactos de messenger, las redes sociales y las cuentas de correo electrónico”.
El correo prosigue: “después de eso hice un vídeo, la primera parte, muestra lo que estabas viendo (tienes buen gusto, jejeje) y la siguiente muestra la grabación de la cámara web. Sí, eres tú”, asegura.
Cuando leyó esto, Marta se encontraba asustada. “Me sentí muy mal y no sabía que hacer porque la contraseña era la buena. Había puesto el nombre de mi mascota”, reconoce.
A continuación, el delincuente, que solo se identifica por su nombre de pila en el remitente, lanza un órdago. “Tienes dos posibilidades: la primera opción es ignorar este mensaje y ten por seguro que mandaré tu vídeo desnuda a cada uno de tus contactos e imagina la vergüenza de que todo el mundo lo vea. Además, si estás en una relación, piensa ¿cómo te afectará esto? La segunda opción es que me compenses con 1000 dólares. Considéralo una donación”, advierte.
Al igual que Marta, millones de personas han recibido un correo electrónico con una amenaza que se puede resumir en: Paga o pasarás la vergüenza de que todo el mundo te vea en un momento íntimo.
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