El príncipe Carlos y su esposa Camila llegarán el domingo a Cuba en una escala de su gira por el Caribe y se convertirán en los primeros miembros de la realeza británica que viajan a la isla, en momentos en que Estados Unidos busca aislar todavía más al país de Gobierno comunista.
El Gobierno británico solicitó a la pareja real que incluyera a Cuba en su periplo por antiguas y actuales colonias británicas con la esperanza de impulsar los nexos comerciales y mejorar su influencia política en la isla.
Los planes se hicieron antes de que el gobierno de Donald Trump intensificara este año su ofensiva contra los regímenes socialistas de Venezuela, Nicaragua y Cuba, advirtiendo a compañías extranjeras que no inicien negocios con La Habana.
“La visita muestra una nueva disposición por parte del Reino Unido para comprometerse con Cuba en la era de (el presidente Miguel) Díaz-Canel”, dijo Paul Hare, exembajador británico en La Habana y quien imparte conferencias en la Pardee School of Global Studies en la Universidad de Boston.
“Reino Unido ha visto durante mucho tiempo el embargo comercial de Estados Unidos como una vía incorrecta de lograr una mayor apertura y tolerancia a nuevas ideas en Cuba”, agregó.
La visita es bienvenida en la isla, que ha visto una reducción en viajes de alto perfil desde que el Papa Francisco, el expresidente de Estados Unidos Barack Obama y los Rolling Stones aterrizaron en La Habana hace unos años.
“Esta visita significa mucho pues demuestra al mundo que Cuba es un país seguro y al mismo tiempo, a pesar de las adversidades económicas y políticas, continúa como un país de interés social”, dijo en una avenida de La Habana Mariela González, de 42 años, empleada de un centro cultural.
La pareja real cenará con Díaz-Canel pero no hay planes para que Carlos se reúna con Raúl Castro, quien continúa liderando el Partido Comunista tras abandonar la presidencia, aunque la agenda puede cambiar, según la embajada británica en La Habana.
El comercio británico con Cuba fue de menos de 100 millones de dólares en 2018. Sin embargo, unos 200.000 turistas británicos vacacionan anualmente en la isla.
Reuters