Los ingresos de PDVSA han servido para desviar y blanquear un promedio de 20.000 millones de dólares anuales desde hace más de 15 años con la venia de los presidentes.
Por El Confidencial
Es necesario remontarse a una reunión de 2002 en el palacio presidencial de Miraflores para entender cómo se establecieron las redes de la corrupción institucional que han expoliado los recursos económicos de Venezuela en los últimos 17 años, principalmente mediante la malversación organizada del principal activo del país: la petrolera estatal PDVSA.
Según relata un alto oficial del Ejército venezolano, en ese encuentro, el entonces todopoderoso ministro del Poder Popular de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, sentó a Hugo Chávez y a otros militares y banqueros próximos al Gobierno. Allí, Ramírez expuso la necesidad de derivar al extranjero parte de los beneficios de la venta internacional de crudo para financiar el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y también para generar ahorros en divisas a través de la compra de bonos nacionales como los del Reino Unido. Todo ello ha generado que afines al chavismo hayan cobrado desde entonces comisiones multimillonarias en ese tránsito de capitales públicos y, además, hayan distraído para ganancia propia ingentes cantidades de dinero para engordar sus cuentas en bancos de Suiza, España y otros países.
Ese esquema diseñado de malversación fue tasado en 2018 en 20.000 millones de dólares anuales. La estimación la realizó un experto estadounidense del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos en una investigación que sirvió en julio pasado a un tribunal de Florida para acusar a varios próceres del chavismo, principalmente a los que han sido protagonistas de ese sistema de fraude entre 2014 y 2018. Sobresalen entre los aludidos personalidades como el propio presidente Nicolás Maduro y su testaferro y presidente del canal televisivo Globovisión, Raúl Gorrín. El auto de acusación señala a Maduro y a sus hijastros como beneficiarios de transacciones ilegales que rondarían los 160 millones de dólares.
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