Los líderes de los principales partidos de izquierda y derecha miden este viernes sus fuerzas en el cierre de la campaña electoral en España, que deja en la incertidumbre, a dos días de los comicios, si la suma de las formaciones de ambos bloques podrán hacer posible la formación de un nuevo Gobierno.
Tras dos semanas de actividades por toda España, grandes partidos nacionales, formaciones regionales y nacionalistas o pequeños partidos ponen final a una de las campañas más intensas y abiertas de las últimas décadas, que lo que sí constata es el fin del bipartidismo en el país.
Cinco formaciones, el gubernamental partido socialista (PSOE), el conservador partido Popular (PP, centroderecha), Ciudadanos (liberales), Podemos (izquierda) y Vox (ultraderecha) concurren a unos comicios inéditos en España, fundamentalmente por la emergencia de estos últimos, que ha supuesto una división sin precedentes en el bloque de derechas.
La caza del voto en los partidos tradicionales de izquierda y derecha ha sido un objetivo fundamental para PSOE y PP durante la campaña, y también en la recta final con Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno español, y Pablo Casado, líder del PP, con un claro objetivo: acabar fuertes el domingo, como líderes incontestables de sus respectivos bloques, para buscar aliados que les lleven a la victoria.
“Si no gobernamos, no ganamos”, dijo Sánchez, quien alertó del “peligro” que supone el PP de Casado, que hoy abrió la puerta a que la ultraderecha de Vox forme parte de su Gobierno si llega a ser jefe del Ejecutivo.
“Nada está hecho, ganar no significa gobernar, tenemos que ganar y gobernar, si no gobernamos, no ganamos”, subrayó Sánchez en una de sus últimas intervenciones de campaña en la que pidió a los indecisos que voten al PSOE porque “la involución” de España es una “amenaza real”.
Por su parte, Casado advirtió de que votar a Vox o a Ciudadanos supone hacerle un “un favor” a Sánchez y a sus “socios” de Podemos y a los nacionalistas vascos y catalanes.
“Simpatizantes de Ciudadanos y de Vox, con todos mis respetos, si no les importa que pueda seguir gobernando Sánchez, sigan votando a Vox y a Ciudadanos”, dijo.
Algo que no le gustó al liberal Albert Rivera, quien remarcó que su objetivo es desalojar a Sánchez del Gobierno y no repartirse cargos, por adelantado, con otros partidos.
“Una campaña electoral no puede ir solo de votar en negativo”. Con esa frase, Pablo Iglesias, líder de Podemos reprochó este final de campaña al jefe del Ejecutivo español.
Iglesias advirtió de un posible pacto entre PSOE y Ciudadanos si suman el número de escaños necesarios para gobernar y por eso, subrayó, votar a los socialistas “no es una garantía” de que se van a aplicar políticas de izquierdas.
El líder de Vox, Santiago Abascal, eligió la plaza de Colón de Madrid, símbolo de la unión de las llamadas “tres derechas” a raíz de la manifestación a favor de la unidad de España que se celebró allí el pasado febrero.
Un lugar en el que una hora antes del mitin de cierre interrumpieron tres activistas del grupo feminista Femen, con el pecho descubierto, para expresar su protesta ante las políticas que defiende la formación de extrema derecha.
Estas elecciones se presentan como unas de las que plantean más incógnitas, ya que por primera vez desde el retorno de la democracia en 1977 puede haber cinco partidos de entidad a nivel nacional en el Parlamento, debido a la previsible emergencia de Vox.
Además, el estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) señaló hace dos semanas que un 41 % de los posibles votantes seguía indeciso y muchos de ellos tomarían una resolución en los últimos días de la campaña, lo que ha movido aún más a los partidos a multiplicar su actividad hasta el final.
Los socialistas y Unidas Podemos han centrado su campaña en cuestiones sociales, como empleo, pensiones, sanidad o educación, mientras que los partidos de derecha han insistido especialmente en denunciar el independentismo catalán y en rebajar los impuestos.
Las encuestas apuntan de forma unánime a que los socialistas que encabeza Sánchez quedarán en primer lugar, pero sin una mayoría de Gobierno, lo que le obligaría a negociar, en función de los resultados, con Unidas Podemos o con Ciudadanos, y muy posiblemente con la necesidad de sumar a algún partido pequeño.
La posibilidad de una mayoría de los tres partidos que cubren el arco de centroderecha a ultraderecha (Ciudadanos, PP y Vox) parece bastante difícil, según los sondeos de intención de voto.
EFE