“Rara vez os acercáis a un pobre para saber de su misma boca la causa de su miseria… ni para observar que clase de miseria le aqueja, pues hay algunas tan extraordinarias, que no se alivian con la fácil limosna del ochavo… ni tampoco con el mendrugo de pan…”
Benito Pérez Galdós
Estoy convencido que una nación no es lo que unos gobernantes quieran hacer con ella, sino lo que sus ciudadanos deseen hacer por ella.
En Venezuela estamos viviendo un desastre. Si, una historia catastrófica de hambre, miseria, enfermedad y desolación. Nuestras tragedias personales y colectivas han sido enumeradas una y mil veces por políticos, opinadores, economistas, habladores de paja y hasta por los voceros del mismo Nicolás, como herramienta comunicacional para deslindarse de su verdadera responsabilidad de haber acabado hasta los cimientos con el país más prometedor de la América Latina. Pero no queda de otra, hay que meterse de nuevo en la crisis que nos apabulla.
Los venezolanos tenemos que enfrentar el desafío de mantener una familia con un salario mínimo que representa el 0,018% de la canasta básica, eso quiere decir querido lector que su salario mínimo alcanza muy malamente para comprar un cartón de huevos y un kilo de queso blanco duro y que con eso debe alimentar a los suyos durante los largos 30 días que trae un mes. Debe usted olvidarse de la carne, del pollo, del pescado, del arroz, de la harina de maíz, de la pasta por no hablar de las papas, el tomate, la zanahoria y hasta de la yuca. Leche para los chamos ¿Qué es eso?
Usted sencillamente no tiene porque carrizo enfermarse, esas son cosas burguesas. Ni se le ocurra morirse, porque los velorios y entierros son cosas del capitalismo para equilibrar la expansión demográfica global. Seamos ambientalistas, debemos tener carreteras bien escoñetadas y un transporte público inoperante para ahorrar gasolina, evitar emulsiones toxicas y mantener al día nuestro sistema cardiovascular ¡camine! El socialismo es puro amor.
Pareciera que a muchos le importa Venezuela, pero no los venezolanos. Se puede entender que los tiempos de la diplomacia no son los mismos tiempos de las necesidades de los pueblos y celebro el interés que han puesto más de 50 naciones en el tema de la crisis nacional. Pero de verdad nadie me saca de la cabeza que la inmensa crisis que vivimos ya no es un problema interno de los venezolanos sino un asunto de alta geopolítica, porque como dije al principio de este párrafo, a todos les interesa la nación pero no sus ciudadanos. Me invade la ira, la inquina y la impotencia cada vez que un niño muere porque no hay tratamiento para él, cada vez que veo a abuelitos haciendo inmensas colas para que les den esa miserable limosna que llaman pensión, o verlos pidiendo en el metro en el mayor estado de indigencia.
Me arrecha vernos, a los venezolanos, cada día mas carentes de las cosas básicas que necesitamos; luz, agua, comida, medicinas, seguridad, mientras en los organismos multilaterales el canciller alemán le dice feo al venezolano, o si Moncada se pone a llorar porque no puede ir a pasear por New York.
Pero también me produce un gran rechazo ver que la sociedad venezolana se ha acostumbrado a vivir en penurias, como si la supervivencia fuese algo normal, a lo que nos debemos acostumbrar. ¿Es que acaso el pueblo chavista, no vive las mismas desgracias diarias que los que no son chavistas? Muchos de ellos uno los escucha quejarse de la situación por lo bajito, pero no son capaces de demostrar su inconformidad, no sé si será por un orgullo estúpido a no reconocer que se equivocaron al seguir, aupar y apoyar el desaguisado gobiernero de los últimos 20 años o por miedo, o quizás por una gran desconfianza a la alternativa que representa la oposición Venezolana.
El gobierno los mantiene entretenidos con su lenguaje guerrerista de batallas imaginarias, guerras económicas sin fin, ataques cibernéticos espaciales venidos de galaxias lejanas, reuniones de UBCHS, de congresos socialistas, bonos, misiones, mientras esperan por una caja CLAP que no resulta ser más que una aspirina para un enfermo de cáncer terminal. Uno los escucha hablar del demoniaco imperio, mientras buscan matar tigres y cobrarlos en dólares además de ir a cuanta convocatoria les hacen para al día siguiente despedir desconsolados a sus hijos en los terminales terrestres o aéreos porque “la vaina en Venezuela no se aguanta”.
Sin duda Venezuela está llena de paradojas, de cosas inexplicables y mientras esperamos que gringos, rusos y chinos se pongan de acuerdo de cómo van a cuadrar sus intereses en esta tierra bendecida por Dios, pero destruida por la desidia, la corrupción, el latrocinio y el hambre de poder, nosotros como ciudadanos dejamos que nos arrebaten los sueños y que nos los devuelvan convertidos en pesadillas.
twitter: ingjosemanuel