“Este barco era lo máximo”, dice nostálgico el operario Eucario Caldera, mientras señala la todavía imponente silueta del “Lidia Concepción”. Así lo reseña bbc.com
Por Guillermo D. Olmo (@BBCgolmo) Puerto La Cruz, Venezuela
Pese a que la mitad del casco yace hundido bajo el agua, la parte aún visible da idea de la grandeza pasada del que hace no tanto tiempo fue uno de los ferris más modernos y veloces de Venezuela.
Entregado en 2002 a la naviera Conferry por el fabricante australiano Austal, el “Lidia” podía transportar más de 800 personas y cerca de 250 automóviles a una velocidad de 40 nudos por hora.
“Ya no volverá a navegar”, lamenta Eucario.
“Si no estuviera amarrado, se habría hundido del todo”.
El barco lleva más de 4 años fuera de servicio en el puerto de la ciudad de Puerto La Cruz, en el estado Anzoátegui, en el este de Venezuela.
No es el único.
Aquí languidecen a merced del salitre y la corrosión los restos de la flota de Conferry, un día la naviera comercial más potente de Venezuela.
Estos buques zarpaban a diario desde aquí rumbo hacia la Isla Margarita, uno de los principales destinos turísticos del país, en un trayecto que duraba unas cuatro horas.
“Esto era antes un puerto plenamente operativo, ahora tenemos un terminal completo abarrotado de plena chatarra”, explica este empleado de Conferry mientras recorre las instalaciones.
Hasta 4 barcos de grandes dimensiones lucen oxidados y escorados, como si una mano invisible los hubiera vencido.
En su interior se acumulan los vestigios de la época en la que surcaban las aguas del Caribe.
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