Fue un escrito motivado por la perversa liviandad destructora de la moral militar creada por el chavismo, que se hace necesario erradicar de la mente de los militares venezolanos, en quienes como desenfreno fue instaurada como una infantil impudicia, tomada como una virtud necesaria en la carrera militar. Vicio, que a más de perturbar la mente de los profesionales de las armas, sirve hoy de acicate para calibrar el grado de su acercamiento al jefe del Estado, como si fuera necesario ese virtuosismo para decidir su compromiso tomado como juramento.
Dijimos que era una perversión estúpida, que degrada la vapuleada y careada voluntad de servicio, trascendiendo como acicate en sus mentes translúcidas, que solo deben dar margen a la disciplina, al servicio y al espíritu de cuerpo. Perversión que crea dudas razonables en la mente de los uniformados de las armas, que los lleva a cometer la falla mental que trastorna, no solo la moral que nutre la mente del militar para el sacrificio, sino que atenta contra los pilares fundamentales de la institución: la disciplina, la obediencia y la subordinación, cuyo cumplimiento y acojo instituyen el deber ser del militar probo y patriota, ese militar que entiende a quien le debe ser leal y quien le proporciona el acicate para el honor militar, esa sola inspiración que le es imperecedera como gloria y convicción.
Solo de esta convicción surge el apotegma indubitable de ¡la patria es primero!, que con orgullo lo conduce al sacrificio si es necesario por su defensa y libertad. ¡Ninguna otra conducta le es posible en el cumplimiento de su deber por el honor militar!; esa sentencia “breve y graciosa” en la que subyace el mayor contenido moral aleccionador de la carrera y del profesional militar.
Dice el código de ética del militar venezolano, que: “El militar debe observar y hacer cumplir en todo momento los principios y valores que le impone la práctica del deber y del bien común. El egoísmo, la vanidad y la ambición desmedida comprometen la autoridad moral que requiere todo superior para lograr de sus subordinados la obediencia y buena voluntad en todo lo relativo al servicio. Solidaridad. La solidaridad son acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida, la paz, el orden y la seguridad de la Nación.”
Y con mayor grandiosidad dice el código sobra la moral militar: “El militar debe tener siempre presente que es cuestión de dignidad y ética profesional no incurrir en hechos que lo desprestigien ante la institución militar y la sociedad por tanto, considerará que es un asunto de verdadero compromiso el evitar muy pacíficamente, la comisión de actos que desdigan de su condición profesional y lo hagan merecedor de medidas disciplinarias; el valor, la buena fe, la rectitud y el decoro constituyen las más altas virtudes para el personal militar en situación de actividad de la Fuerza Armada Nacional, por tanto, no puede ser militar el cobarde, el que carezca de dignidad, pundonor y el de relajada conducta pues mal puede ser guardián de libertad, honra o dependencia de su patria, quien tema al sacrificio y ultraje sus armas con infames vicios.”
Como dijimos antes, demostrar lealtad a persona o parcialidad política es un vicio que hay que erradicar. ¡Es un ultraje a las armas de la patria que deshonra! @Enriqueprietos