Por Susana Gaviña
@sgavinabarriuso
A Verónica Noya de Sequea le cambió la vida el pasado 30 de abril. El mismo día en que tuvo lugar el levantamiento cívico militar en el que el presidente interino, Juan Guaidó, indultó al opositor Leopoldo López, que vivía en arresto domiciliario tras ser condenado a 14 años de reclusión acusado de instigar las protestas de 2014, publica ABC.
La imagen de Guaidó y López en la plaza de Altamira, en Caracas, mostraba a un grupo de militares que habían ayudado a liberar al opositor. Entre ellos se encontraba el marido de Verónica, Antonio Sequea Torres, capitán de la GNB, adscrito desde hace un año al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), conocido por la represión y torturas aplicada contra los opositores al régimen de Maduro.
Aquellas imágenes constituyen la única información que Verónica ha tenido de su marido desde el pasado sábado, «cuando salió de casa para ir a trabajar», explica a ABC en conversación telefónica desde un lugar que prefiere no revelar por seguridad. Tras no saber nada de él durante varios días, lo vio en la televisión el pasado martes, y empezó el infierno. No solo porque no ha podido contactar con su marido, «su teléfono está desconectado. No sé nada de él», sino porque tanto ella como sus hijos están siendo perseguidos.
«Mi marido estuvo en Altamira acompañando a Leopoldo López. Él no es un militar golpista, es un militar institucionalista. Está luchando por la libertad del país, por los derechos de todos los venezolanos», argumenta. «Está a favor de la constitución. Sabemos que en Venezuela no van a haber elecciones, sino fraudes masivos. Estamos viviendo en un régimen dictatorial. Y nosotros, como su familia, nos estamos viendo gravemente afectados, pues nos están siguiendo», afirma.
La decisión de su marido de apoyar la constitución y al presidente interino ha tenido rápidas consecuencias para Verónica y sus hijos, y su entorno familiar: «Han allanado la casa de mis padres, donde han roto todo, se han llevado cosas. Tememos por nuestras vidas», confiesa Verónica, que se muestra muy preocupada por la seguridad de sus tres hijos y hace un llamamiento desesperado: «Quiero que los medios internacionales se hagan eco de lo que está sucediendo aquí. No es mentira. Esta vez me tocó a mí. Sé que a otros venezolanos les ha tocado esto: correr, huir… cuando no somos culpables de nada. Quiero que se escuche mi voz».
No confirma si su marido fue uno de los agentes del Sebin que ayudaron de facto a liberar a López: «Yo no manejo esa información, no estaba al tanto de nada. Mi gran sorpresa fue verle ahí luchando, luchando por el país. Y ahora nos quieren secuestrar, torturar… ».
Explica como, la noche del jueves, cuando ella y sus hijos se encontraban fuera de la casa «un grupo con armas largas, encapuchados y vestidos de negro, entraron buscándome», según le relataron algunos vecinos. Ella estaba todavía en casa de sus padres donde se encontraba desde el pasado fin de semana: «Al no poder contactar con mi marido sospechaba que algo pasaba».
Desinformados
Verónica, que actualmente está «a buen resguardo», reconoce que cuando vio las imágenes de su marido junto al presidente interino y el líder opositor tuvo una mezcla se sentimientos «pero sin duda siempre voy a estar orgullosa de que quiera buscar la libertad, la paz y la justicia de todo el país. No está bien nuestro país. No está bien ver niños que no tienen medicamentos, ni sus tres comidas diarias, o acceso a una educación digna. Creo que él vio que era el momento de hacer algo por el país y por muchas cosas que no están bien, que ustedes desde fuera ven y que nosotros no porque estamos muy desinformados».
Preguntada sobre cuál fue la reacción de su marido, como agente del Sebin al servicio del régimen de Maduro, tras la proclamación de Guaidó como presidente interino el pasado 23 de enero, insiste en que «él no es un político. Es un patriota que siempre ha estado a favor de las causas justas, bajo los ideales de nuestro libertador Simón Bolivar. Nunca le he visto ningún gesto político. Estoy muy segura de que ha sido un patriota libertario toda la vida, y está siéndolo ahora, cuando más lo necesita el país».