Violaciones a la inmunidad y nada de dictablanda, por: Oscar Arnal

Violaciones a la inmunidad y nada de dictablanda, por: Oscar Arnal

 

Los últimos acontecimientos violando la inmunidad parlamentaria de los 7 diputados condenados en flagrancia son la evidencia más patente que el desgobierno no está dispuesto a negociar nadar. Y que cuando habla de diálogo es para distraer, engañar o ganar tiempo. Y que no quieren nada de “dictablanda” sino que arrecia la dictadura. Pura y dura. Al único que no le dictan la medida es al presidente (e) Guaidó. Lo que prueba el temor, que sí le tienen a la reacción de la primera potencia mundial, desde donde han dicho que sería lo último que haría régimen.





Hay que distinguir un golpe de estado, de un autogolpe, un pronunciamiento militar o de un “golpe de mano”. Cuando hablamos de golpe castrense la imagen que se nos viene a la cabeza es la de la violencia o enfrentamientos dentro de las Fuerzas Armadas, entre cuarteles, batallones o tropas. Un ejemplo de golpe militar en nuestro Continente es el de Pinochet, que bombardeó el palacio presidencial de “La Moneda” donde se acuarteló Allende. En esa dirección el teniente coronel Chávez el 4 de febrero de 1992 fracasó en su intentona, cuando a pesar de la irrupción de tanques contra el palacio de Miraflores no pudo controlar la situación.

Distinto fue el llamado “golpe de mano” del general Gómez contra Castro. Ante la ausencia del Presidente, Gómez recorrió pacíficamente los cuarteles después de haberse autoproclamado en el balcón de la hoy casa amarilla. Un típico pronunciamiento militar se dió cuando en el año 1948 el alto mando le exigió al prestigioso Gallegos, dejar el poder. Historiadores señalan que el levantamiento fue tan mayoritario en la cúpula de las Fuerzas Armadas que terminó arrastrando al ministro de la defensa, Carlos Delgado Chalbaud, quien era amigo y hombre de confianza del escritor de Doña Bárbara. En el 1945 esos mismos militares, aliados con Betancourt y la élite de A.D, se levantaron contra el general Medina, quien no quiso atacar la “Escuela Militar” y enfrentar la insurrección con el argumento de “no asesinar cadetes”. En 1899 Ignacio Andrade ante la traición en su propio entorno y a pesar de triplicar las fuerzas del “Cabito” que venía con los 60 del Táchira abandonó el poder. Pérez Jiménez también decidió huir ante aquello de que “pescuezo no retoña”. El general Páez se fue luego de firmar el “Tratado de Coche” para dejar en paz a la República

y finalizar la guerra federal. En 1830 Páez usurpó el poder de Bolívar, no lo dejó entrar a Venezuela, se legitimó con la Constituyente de mayo y nos sacó de la “Gran Colombia”. José Tadeo Monagas al finalizar su segundo mandato cometió el error de tratar de perpetuarse cambiando de manera ilegítima la Constitución, lo que está entre las causas de la guerra federal. Es el autogolpe. En Perú lo dió Fujimori cuando disolvió el parlamento de un plumazo. Aquí está en proceso desde que se hace lo mismo en cámara lenta.
Hoy la situación es insostenible, no solo la económica, sino la institucional, y de nuevo la familia militar es la llamada a restituir la Constitución y sacarnos de la encrucijada histórica.

@OscarArnal