Mientras el país se queda sin gasolina, y las estaciones de servicio se congestionan, la crisis venezolana es lo único que sigue su marcha.
La falta de combustible no pone al país al borde del abismo, sino que evidencia que la nación entera ya está cayendo al foso de éste. Que un país con la mayor reserva de petróleo del mundo se quede sin gasolina es la demostración más palpable que vivimos en un Estado fallido.
El régimen, con toda seguridad, vendrá con el cuento de una “guerra petrolera” o con el eterno argumento de la “guerra económica”, pero más del 80% de los venezolanos sabemos la verdad, la destrucción de Pdvsa es el resultado de una política licenciosa, torpe y sin sentido.
Y mientras los venezolanos nos quedamos varados sin gasolina, Maduro sigue en su empeño de proteger a los cubanos enviándole el poco combustible que queda en la nación, alimentando las fauces de la bestia del régimen cubano a merced del aniquilamiento de Venezuela.
Nos quedamos sin energía eléctrica, nos quedamos sin agua, y ahora sin gasolina, no hay manera de poner al país en marcha en las actuales circunstancias. Aquí lo único que avanza es la maquinaria destructiva del régimen y las ganas de millones de venezolanos de huir o de luchar.
Sí. Las opciones que le quedan a 30 millones de venezolanos es optar entre emigrar como sea y donde sea, o seguir aquí empecinados en la liberación nacional.
Hemos visto como millares de connacionales pasan a pie el puente que separa a Venezuela con Colombia o de Venezuela con Brasil, infinidades de venezolanos se sacrifican y hacen lo que sea con tal de vivir en una nación que le garanticen los derechos que aquí le son vulnerados.
Vemos, con tristeza, varios naufragios de peñeros o de embarcaciones pequeñas repletas de venezolanos que deciden salir del país vía el mar.
Lo que acaba de acontecer con 29 venezolanos que naufragaron en un bote entre Guiria y Trinidad, es producto de la desesperación de un país que ya no aguanta el hambre, la miseria y un desgobierno atroz como el que dirige Nicolás Maduro.
En este último naufragio, hasta ahora, solo ha sobrevivido una persona. En el peñero, de acuerdo con varias informaciones, iban 6 anzoatiguenses de los cuales 2 eran niños. ¡Qué dolor saber de su desaparición en el mar!
La energía que resta en el país, es esa que brota en los valientes venezolanos que sin miedo abordan un bote y se echan a la mar, como hacen los cubanos, o el coraje de esos millones de venezolanos que optan por quedarse aquí y seguir bregando día con día en contra de la usurpación.
Esa gasolina que falta en las bombas de todo el país, como consecuencia de la ruina de Pdvsa, es equivalente a ese combustible de esperanza que sigue percibiéndose en cada acción dirigida a lograr el Cese de la Usurpación. ¡No podemos desmayar! ¡Ahora más que nunca, debemos luchar!