Más de una decena de vuelos tuvieron que ser cancelados en Indonesia a causa de la nube de ceniza emitida por una nueva erupción del volcán Agung, situado en la turística isla de Bali, que se ha visto afectada por su actividad desde que despertó en 2017.
La erupción, que duró cuatro minutos y medio, fue acompañada de un fuerte rugido y la expulsión de material incandescente hasta 3 kilómetros desde el cráter, según dijo en un comunicado el portavoz de la agencia de gestión de desastres, Sutopo Purwo Nugroho.
Los vuelos de llegadas y salidas de las aerolíneas Qantas Airways, Virgin Australia Airlines y Jet Star fueron cancelados y en el caso de esta última compañía el trayecto Adelaida-Denpasar tuvo que ser desviado a Darwin, en el norte de Australia.
El jefe de la Autoridad Aeroportuaria de Bali, Elfi Amir, señaló en un comunicado que la nube de ceniza alcanzó una altura de entre 4.000 y 5.000 metros para descender luego hasta los 1.000, y pidió a los pasajeros que no “entren en pánico” ya que existen “planes de contingencia”.
La lluvia de ceniza y arena afectó a nueve pueblos de los alrededores del volcán, donde sigue establecida una zona de seguridad de un radio de cuatro kilómetros a alrededor del cráter.
Las autoridades emitieron una alerta naranja de aviación, la segunda en orden de importancia tras la roja, mientras que el nivel de alerta de erupción permanece en el grado 3 de una escala de 4.
El Agung retomó su actividad en septiembre de 2017 y sus erupciones han obligado a detener las operaciones del aeropuerto de la capital provincial Denpasar en varias ocasiones, aunque ya son habituales para los residentes del noreste de la isla.
El último despertar importante del volcán balinés ocurrió en 1963, duró un año y causó la muerte de más de 1.000 personas.
El archipiélago indonesio se asienta en el denominado “Anillo de Fuego” del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por miles de temblores al año, la mayoría de escasa magnitud.
EFE