Cuando Pérez Jiménez sale precipitadamente del país a bordo del avión presidencial en la madrugada del 23 de enero de 1958, sin avisar siquiera a sus ministros, que permanecen en su despacho esperando sus instrucciones, los representantes de las Fuerzas Armadas Nacionales, tratan de formar un gobierno provisional que pueda llenar el vacío que hay dentro de la institución castrense y en la Administración Pública Nacional.
Se constituye una Junta Militar de Gobierno integrada por cinco miembros: contraalmirante Wolfgang Larrazábal, coronel Abel Romero Villate, coronel Roberto Casanova, coronel Carlos Luis Araque y coronel Pedro José Quevedo.
Las Fuerzas Armadas Nacionales consideraron que había una amplia y sentida aspiración nacional a que se le pusiera término a la gravísima situación política que atravesaba el país, para conducirlo hacia un orden realmente democrático.
Débil y heterogénea es sin duda la recién constituida Junta Militar de Gobierno, al sentir fuertes presiones externas se ve obligada a aceptar su ampliación, incorporando a los civiles Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, cambia de nombre y pasa a llamarse Junta de Gobierno. Rápidamente se pone de relieve la fragilidad de esta Junta, y trata de armonizar los diferentes factores de poder en el país para cumplir con el objetivo de realizar, sin traumas, una transición hacia la democracia. En vista de que se producen manifestaciones rotundas contra la presencia en la Junta de Gobierno de los coroneles Roberto Casanova y Abel Romero Villate, cercanos a Pérez Jiménez, surgidas tanto en las Fuerzas Armadas como en la población civil, estos se ven obligados a abandonar la Junta y salir inmediatamente del país. Aquellos oficiales habían actuado decisivamente en respaldo al dictador cuando se produjo el alzamiento militar del 1° de enero de1958.
La Junta de Gobierno, dentro del propósito de conducir el país a un régimen plenamente democrático, desde su misma instalación permite la más absoluta libertad de expresión, de reunión, de asociación y de libre acción de los partidos políticos. En virtud del objetivo de lograr la conciliación entre los venezolanos, abre el país a todos los exiliados, e indulta a los militares que se sublevaron en contra del régimen de Pérez Jiménez.
Finalmente, aspiramos que el presidente Guaidó continúe transitando la ruta del coraje y del desconocimiento que todos compartimos, No habrá salida si el régimen usurpador no se va. La presencia de Padrino y Moreno hubiera significado una cohabitación disfrazada, al quedar intacta la estructura del poder de las mafias que han corrompido y asesinado. El país no se cala un cambio para que nada cambie y se mantenga el reino de la impunidad. Ciertos articuladores y financistas cuestionados calculan mal porque no tienen el tono del país.
No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!