La opinión pública se conmocionó luego de las muertes de 6 infantes durante el mes de mayo en el hospital José Manuel de los Ríos. La Raíz ingresó al centro asistencial de manera exclusiva para conocer la realidad que viven los pacientes, padres y personal de la salud.
“El hospital está en estado crítico“, asegura Leidy Ramírez, madre de un pequeño de cuatro años con un diagnóstico de Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA), que recibe tratamiento en el hospital. Denunció que su hijo estuvo dos semanas sin poder recibir quimioterapia por la falta de aire acondicionado en el quirófano.
La historia de la sra. Leidy no dista mucho de la de Paola Castro, una joven madre soltera, cuya pequeña de dos años también fue diagnosticada con LLA. “Estamos aquí sobreviviendo“ dice con su hija en brazos mientras espera para que le sea colocado el tratamiento.
Paola señala que los exámenes son muy costosos y que al no haber insumos ni máquinas para realizarlos en el hospital, tienen que hacerlos por fuera, llegando a costar una química sanguínea 50.000 bolívares. Es un requerimiento semanal para evaluar el progreso de su hija.
Entrar al servicio de Hematología del JM de los Ríos, luego de sortear la rigurosa seguridad del establecimiento, compuesta por funcionarios de la Guardia Nacional y la Milicia, colectivos y personal interno del hospital, es encontrarse con una comunidad de madres que día a día batallan junto a sus hijos una enfermedad a la que todo el mundo teme. “Somos una familia y todos nos ayudamos“, comenta Paola en referencia a sus compañeras, pues entre todas buscan medicamentos y la ayuda necesaria para los tratamientos de cada uno de los niños que reciben quimioterapia.
Lo más impactante para estas madres fueron las últimas muertes, “miedo es poco para lo que tenemos todas las mamás“ asegura Casteo mientras deja reposar su mano sobre el cuello de su hija, “tengo miedo, me la paso midiéndole la temperatura para que no le suba a 38“, explica.
En la misma cama, se encuentra esperando su ingreso a quirófano el pequeño de la señora Leidy. Ella asegura que la movilización hasta el hospital no es fácil, pues no pueden tomar el sistema Metro debido a la condición médica de su hijo.
La señora Ramírez tiene que pararse a las cinco de la mañana para hacer el desayuno de sus dos hijos y tomar un taxi que la deje en el hospital, “por 20 minutos de tratamiento tengo que pagar 20.000 en una carrera“, dice mientras calcula que solo en transporte paga 40.000 Bs diarios.
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