Un país sumido en la mayor crisis política y económica de su historia mira los próximos días con cierto ánimo, con la ilusión de poder sonreír y celebrar, de sentir en otra dirección. La esperanza de que el orgullo patrio florezca por la vía del deporte. Por historias como ésta podemos seguir confirmando que el fútbol es capaz de conseguir cosas impresionantes. Así podríamos definir el sentir popular de todos los venezolanos por su selección durante lo que ha sido esta cuenta atrás para que comience la Copa América en Brasil.
Probablemente sea la mejor temporada que se recuerda de los futbolistas venezolanos en el extranjero. Son muchos los que hacen la maleta. Unos por calidad y otros por necesidad. La situación en el país no es la ideal para personas que unen fama y dinero en su persona. El peligro existe y es habitual que cuando los internacionales venezolanos visitan a sus familias lo hagan de incógnito u organicen la reunión fuera de Venezuela. La amenaza de un posible secuestro o chantaje está a la vuelta de la esquina.
No es casualidad que la selección vinotinto sea la única de las 12 participantes en esta Copa América que no ha realizado ni un solo entrenamiento en su país. Ha sido así desde que tomó la decisión el actual seleccionador, Rafael Dudamel. Y en esas concentraciones en fecha FIFA, Estados Unidos se ha convertido en el destino habitual donde ejercitarse.
Para esta importante cita, el equipo se concentró en Miami las primeras dos semanas y ha realizado el resto de preparación en Atlanta y Cincinnati, antes de volar hacia Porto Alegre para el debut de hoy ante Perú (21.00 h., DAZN).
Plantearon la posibilidad de organizar un amistoso en Caracas para despedir al equipo antes de afrontar el gran reto continental. Se descartó por dos problemas principales: seguridad y logística. El suministro de energía no estaba garantizado. Un capítulo que es habitual en el día a día del fútbol local. El Deportivo Lara no llegó a tiempo de jugar contra Cruzeiro en la Copa Libertadores por los problemas aeroportuarios y su duelo ante Emelec se suspendió por un apagón de luz en el estadio. Con estos hechos es normal que cada día sean más los que hacen la maleta para progresar en el fútbol extranjero.
VICTORIA ESPERANZADORA ANTE ARGENTINA
La ilusión que transmite el equipo de Venezuela y la situación política del país estuvieron presentes el pasado marzo en el Wanda Metropolitano de Madrid. En la parte positiva, la histórica victoria por tres goles a uno ante una Argentina que recibía con los brazos abiertos a Leo Messi en su regreso. Incluso con el mejor jugador del mundo en el césped, la albiceleste quedó maniatada por su rival. La alegría duró bien poco, en plena conferencia de prensa Rafael Dudamel comunicaba que había puesto su cargo a disposición de la Federación Venezolana de Fútbol al estimar que se había instrumentalizado a la selección: «Hemos recibido una visita del embajador en España de Guaidó y lo han politizado de manera lamentable. Ha sido una visita antiética y muy irrespetuosa». Saltaban las alarmas y al poco tiempo se sabía todo. La reunión del equipo con Antonio Ecarri, el embajador nombrado por Guaidó en Madrid, se produjo a petición de los jugadores, pero bajo la promesa de no hacerla pública. No sólo salió a la luz, sino que se convirtió en viral, y el seleccionador se encontró en mitad del conflicto.
Una selección que debería representar a todos los venezolanos ha terminado por convertirse en una poderosa arma para objetivos políticos por ambos bandos. Quizás por eso cada día es más habitual ver a los propios internacionales manifestándose activamente a través de sus redes sociales. El futbolista del Huesca, Juanpi Añor, o el del Espanyol, Roberto Rosales, así como Salomón Rondón desde Inglaterra o Fernando Aristeguieta en Colombia. Todos se han mostrado firmes solicitando un cambio en el país.
Desde el cuerpo técnico pretenden convertir estos inconvenientes en motivación. La psicología es fundamental en el deporte y Dudamel lo plantea como una oportunidad y una responsabilidad. Un impulso para dar una alegría que haga olvidar por unas semanas la situación por la que atraviesan los venezolanos.
El gran objetivo no es ser campeón, es mucho más humilde pero complejo a su vez: que se hable de Rondón, de Rincón, de Rosales o de Faríñez, y no de crisis ni de política, aunque únicamente sea por unos días.
Por: El Mundo