Porque a eso es que viene la médico y política chilena Verónica Michelle Bachelet Jeria, después de tanto ruego y espera. No aterrizará en Maiquetía para presentar batalla por el respeto a los derechos humanos -aunque un vistazo les dará-, hay que sostener apariencias y disfrutaremos de pomposas declaraciones.
El motivo de su viaje a Caracas tiene mucho más que ver con planteamientos europeos, de buena parte del grupo de Lima e Internacional de Contacto, para resolver el estancamiento venezolano con una convocatoria a elecciones -forma refinada de expresarlo-.
Un diario chileno (“La Tercera”) informa que el Presidente interino Juan Guaidó ha calificado la visita de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos como “un logro de la oposición”, aunque el viaje responde a una invitación del régimen usurpador -al menos según el diario español El País-.
Celebrarán su presencia en Venezuela, le harán finesas protocolares y obsequios políticos. El encargado de la presidencia convoca “para que el régimen no pueda ocultar la tragedia”, y se supone que la dictadura pondrá en libertad a unos cuantos presos políticos, para dar significación al evento, mostrando respeto a los derechos humanos y su Alta Comisionada. ¡Hipocresía autócrata!
Hay que alegrarse por los detenidos y torturados que puedan salir de nuevo a las calles. Pero, pendientes, es sólo papel de regalo que envuelve al verdadero objetivo. La ex presidente, tiene el respeto y consideración, no nos visitará como chilena, ni como representante de Piñera, tampoco como hija de víctima de la tiranía militar de Pinochet. Viene como figura y vocera de eso que llaman “la opinión internacional”.
Oficina del Alto Comisionado para Derechos Humanos (ACNUDH) organismo especializado del sistema de la ONU que tiene como objetivo promover y proteger los derechos humanos en el mundo. Posee rango de secretario general adjunto y responde al Secretario General. El cargo se creó por Declaración y Programa de Acción de Viena en 1983.
Inmaculados e inocentes creen que la ilustre visitante -admiradora de Fidel- no atenderá una agenda impuesta por el castrismo. Venezuela estará pendiente de la observación ¿si ocurre?, a los centros de reclusión para constatar la situación de los presos políticos. Es importante se exija su liberación y verifique la realidad en los centros de reclusión Dgcim, Ramo Verde, Sebin, Helicoide, entre otros.
Tiene la tarea fundamental, dejar claro que la opinión internacional -es decir, gobiernos- no quieren asumir el engorroso compromiso de una intervención, conscientes de que Estados Unidos tampoco la hará si están solos en el asunto y no es bueno para la proyección política de Donald Trump hacerlo, salvo extrema emergencia.
Nos visita para sentar las bases de una solución que enamorados de la cohabitación plantean, la convocatoria y realización de elecciones ¿fraudulentas? Es allí donde comienzan los problemas, están los puntos duros de las conversaciones, escarceos, diálogos o como quieran llamarlos, en Noruega, Suecia, varios países europeos y Grupo de Lima.
La oposición seria, coherente, atiborrada de coraje, -sin el cese de la usurpación- no puede convalidar sufragar con Maduro en el poder y militares dóciles a su alrededor, mucho menos con un Poder Electoral controlado por el castrismo madurismo, la patraña insolente del dos para ti, dos para mí y uno para los dos- ni con una Asamblea cubano Constituyente obediente o un Tribunal Supremo de Justica sumiso al Poder Ejecutivo.
Pero tampoco parecen lógicas unas elecciones con una oposición sectaria (G4), dividida, deslegitimada, que se echó a la calle asumiendo que el mundo la seguiría, los militares se quebrarían, y sólo logró, el ridículo de la soledad, cambiar el arresto domiciliario de López en su casa por una condición de visitante en la Embajada de España, país del cual su padre es representante en el Parlamento Europeo.
Michelle Bachelet se reunirá con su anfitrión Maduro, ministros y funcionarios, también, con el jefe -más bien representante- de la oposición, a quien tratará con la cordialidad debida al presidente del Poder Legislativo, pero no al Presidente del país. Pues ni ella ni el organismo que representa -ONU- lo reconocen como interino. Sin embargo, debe abrirse al país, escuchar realidades, existen puntos de vista y sectores importantes no representados en la izquierda que encarnan Maduro y Guaidó, por el contrario, hay una gama mucho más diversa que representa un alto porcentaje ciudadano. Escuchar sólo a dos sectores agotados, sin legitimidad ignorando otras alternativas, sería un grave error.
No serán reuniones sencillas ni meramente diplomáticas. Bachelet tendrá mucho trabajo en sus horas en Caracas, tanto para escuchar argumentos que ya conoce, como para explicar y convencer de acciones que tiene el encargo dar a conocer y establecer.
De sus conversaciones saldrá el inicio de un camino, que no será inmediato, sólo el prólogo de la novela sociopolítica que se escribirá desde ahora hasta el nuevo cambio de mando en la Asamblea Nacional.
@ArmandoMartini