La ciudad de Osaka comienza a experimentar las fuertes medidas de seguridad por la cumbre del G20, que se desarrollará el viernes y el sábado, y que contará con la vigilancia de decenas de miles de policías.
Las reuniones tendrán lugar en un centro de convenciones ubicado en una isla de la bahía de Osaka, aunque algunas personalidades, como el presidente estadounidense, Donald Trump, se alojarán en hoteles situados en otras partes de la ciudad.
Hoy, dos días antes de que comience la cumbre, los alrededores del centro de convenciones estaban con barreras policiales para permitir sólo el acceso de las personas acreditadas, según pudo ver Efe en un recorrido por las instalaciones y sus alrededores.
Comercios cercanos al lugar estaban cerrados esta jornada y también permanecerá cerrado estos días el acceso a una estación de metro próxima al centro de convenciones.
Según datos oficiales, la vigilancia estará a cargo de unos 32.000 efectivos. Nunca antes en su historia, Osaka, con mas de 19 millones de habitantes, la segunda ciudad más poblada de Japón, después de Tokio, había soportado unas medidas de seguridad tan estrictas.
Carteles en el metro de Osaka recomiendan a los ciudadanos que estos días eviten el uso de vehículos privados y que limiten también sus desplazamientos, optando por el transporte público si es preciso.
Medios locales han dado cuenta de que muchos ciudadanos han acudido a los supermercados para hacer compras por las limitaciones de desplazamientos que habrá estos días.
Además, centenares de escuelas de la ciudad permanecerán cerradas este jueves y el viernes, y también se ha anunciado la clausura de determinadas calles de la ciudad por donde se desplazarán las caravanas de los invitados especiales.
Las autoridades habían anunciado previamente que en muchos puntos de la ciudad estarán sellados los basureros y no se podrán utilizar los casilleros públicos, muy usados por los japoneses en cualquier punto del país, especialmente en las grandes estaciones del metro. EFE