En los vertederos de basura todo es un negocio. En medio de los desechos sólidos se puede comprar o traficar hasta lo impensable. Es un secreto a voces, lo saben las poblaciones vecinas, las autoridades, pero son territorios sin ley, “submundos” como lo catalogan algunos especialistas, donde cualquier cosa, incluso perder la vida, puede suceder, publica el diario 2001.
José Navas se dedica a la santería. Cuenta que muchos materiales para los rituales pueden conseguirse en el relleno sanitario de Las Clavellinas, Guarenas, estado Miranda. Menciona por ejemplo huevos y pichones de zamuro, que algunos recomiendan como tratamiento para el cáncer y cuyo costo no baja de 150.000 bolívares soberanos.
“Todo es una mafia, para entrar a un vertedero hay que pagar entradas a unos pranes, y después que se paga tienes que negociar lo que quieres. Eso no es nuevo. Puedes comprar de todo, oro, plata, repuestos para carros, cartones, hasta comida (…) se consigue hierro, los rieles de tren también se lo venden a los santeros”, dijo.
Sea en La Bonanza en los Valles del Tuy, en El Limoncito, kilómetro 32 de la carretera Panamericana, que recibe la basura de los municipios Carrizal, Los Salias y Guaicaipuro (altos mirandinos) o en cualquier relleno sanitario del país, igualmente se puede adquirir plástico, aluminio, papel, cobre, juguetes, cauchos para vehículos, incluso de tractores si es el requerimiento, drogas y hasta huesos humanos, aseguró Navas, los cuales son utilizados para “trabajos”, mayormente por los llamados “paleros”.
La irregularidad llega al punto de que inescrupulosos se dedican a profanar tumbas en los cementerios y llevan las osamentas a los basureros para comercializarlas.
“El mismo vertedero sirve para hacer una ceremonia a un santo que se llama Eshu Gogoró y se le da de comer (se ofrenda) gallina, gallo, pollo, pero con permiso de los que controlan la zona. Ni las personas que quieren botar escombros pueden hacerlo libremente, porque hasta a ellos les cobran, por lo menos en el de Guarenas es así, por eso muchas veces prefieren abandonarlos en la calle”, agregó.
Cuando se le pregunta a Navas por los organismos policiales lanza una afirmación sin dudar ni un segundo: “esos cuidan a los pranes y se llevan su tajada del negocio”.
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