Nathalie Birli, una ciclista profesional de 27 años, se entrenaba el pasado martes en los alrededores de la ciudad de Graz (sureste de Austria) cuando un coche la derribó. La joven se rompió un brazo al caerse. Su agresor bajó del auto, la golpeó con un leño y se la llevó a su casa, aislada en el campo.
Por Infobae
“Cuando me desperté estaba desnuda, sentada y atada en un sillón, en una casa vieja”, explicó la joven al diario Kronen Zeitung. Su secuestrador la obligó a beber alcohol, intentó ahogarla y luego la metió en una bañera llena de agua fría, añadió.
La joven austriaca, secuestrada mientras hacía ciclismo, consiguió escapar tras elogiar las orquídeas de su raptor, informaron el sábado fuentes policiales.
La ciclista, que tiene un bebé de 14 semanas reconoció al medio local Kronen que su agresor “estaba lleno de odio (…) Me vendó los ojos, me obligó a beber vino y licor y siempre tenía un cuchillo en la mano”.
“Mil gracias a todos los que me buscaron ayer. Me golpearon, me golpearon, me ataron y me llevaron a una pequeña casa, como una película de terror. Gracias a Dios pude liberarme y estoy bien, excepto por un brazo roto y una lesión en la cabeza”, detalló Nathalie a través de sus redes sociales.
Su novio Martin Schöffmann no tardó en denunciar su desaparición, la cual se produjo cerca de las cinco de la tarde. Los compañeros de la ciclista se unieron a la búsqueda rápidamente hasta que finalmente Birli apareció en su casa: “Lo siento mucho por lo que pasó. Fuiste Valiente, orando con tu corazón y tu cuerpo. Sigue brillando. El mal nunca prevalecerá”, escribió posteriormente la atleta en Instagram, junto a una foto con él.
La mujer se dio cuenta que el hombre cultivaba numerosas orquídeas. Empezó a elogiar las flores. Su agresor, al principio “lleno de odio”, empezó a “suavizarse conmigo” y le explicó su pasión por la jardinería y su dura infancia. Él tenía “un padre muerto, una madre adicta al alcohol y novias que lo traicionaron”, detalló la mujer.
“‘Vamos a fingir que fue un accidente y que me dejaste ir”, fueron las palabras que utilizó con su secuestrador. La joven consiguió finalmente que el hombre la liberara y la condujera a casa, sin olvidar su bicicleta. “Fui directamente a la casa, cerré la puerta con llave y llamé a mi novio”, concluyó Birli.
La policía consiguió, gracias a los datos del GPS de la bicicleta, localizar la escena del crimen. El hombre, de 33 años y con problemas mentales, fue detenido, y ahora la policía investiga si estaría involucrado en otros secuestros no dilucidados.