Jóvenes se reinventan para continuar sus estudios universitarios

Jóvenes se reinventan para continuar sus estudios universitarios

UCV / Foto EFE/Rayner Peña

 

Tres semestres en tres años fue lo que logró cursar Vicente Petit. Estudiaba Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y un conjunto de factores hicieron que decidiera abandonarla el año pasado: falta de profesores, paros, falta de transporte, crisis económica; lo último fue el detonante, pues la hiperinflación tocó la puerta de su casa y tuvo que optar entre estudiar a tiempo completo “o pasar hambre en el salón de clase”, algo que, afirma, ya ha visto suceder a algunos compañeros.

Por Alberto Torres / Crónica Uno





Desde que abandonó sus estudios, Vicente se ha dedicado a trabajar en tiendas de ropa y desde casa como community manager de distintas empresas pequeñas. Descarta, de momento, seguir sus estudios en alguna universidad privada.

“Eso no está en mis planes, por ahora. Obviamente quisiera graduarme, pero los costos de las privadas están muy por encima de lo que podría pagar”, señala. Vicente vive con su mamá y su hermana de trece años, quien acaba de ser promovida a segundo año de bachillerato y estudia en una institución privada.

Como muchos jóvenes, ha tenido que asumir responsabilidades que jamás pensó que tomaría a tan corta edad. Con 20 años recién cumplidos, Vicente tiene que destinar buena parte de sus ingresos a comida y pago de servicios, pues el sueldo de su mamá alcanza –a duras penas– para asumir los gastos del colegio de su hermana.

Llegó un punto en el que tuve que decidir entre seguir en la universidad o privarme de comer o comprar ciertas cosas. Al principio me costó, no es fácil hacer un cambio tan radical en tu modo de vida, pero con el tiempo me fui acostumbrando”, dice el joven de 20 años.

No descarta regresar a las aulas ucevistas, “si las condiciones se dan”, pero está consciente de que deberá alternarse entre el trabajo y los estudios, pues “estudiar, sea en una pública o una privada, es caro”. Tan solo en 2017, 29,1 % de los alumnos de la UCV abandonaron sus carreras por factores socioeconómicos, según un informe presentado en 2018 por la Secretaría de esta casa de estudios.

Yorelis Acosta, psicóloga social e investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la UCV, coincide con Vicente en algo: estar en la universidad no implica solamente estudiar: “Implica que te involucres en actividades culturales, deportivas, políticas; implica pasar todo el día en la universidad y eso acarrea gastos inevitables”.

“Una empanada te cuesta, como mínimo, 5000 bolívares, y con una empanada no resuelves un desayuno. Yo trabajo, y aun así me duele gastar Bs. 15.000 nada más en desayuno”, dice Vicente. Materiales, copias, impresiones e incluso libros son otros de los gastos que más de uno no puede costearse, así estudie en una universidad pública.

Pero la situación económica personal de cada estudiante no es la única razón por la que los jóvenes venezolanos abandonan sus estudios. La falta de presupuesto para costear los servicios que solían ofrecer las universidades públicas ha influido directamente en la deserción estudiantil.

Ronald Angulo, otrora estudiante de Electrónica de la Universidad Simón Bolívar (USB), esgrime que la falta de transporte y la insalubridad en el campus –producto de la falta de agua notoria desde septiembre del año pasado– hicieron que optara por abandonar la carrera. Los apagones de marzo también trastocaron sus ánimos de continuar.

Ronald vive en Propatria, y desde que decidió abandonar la USB, colabora en el kiosco de su papá comprando mercancía y despachando a clientes. El 22 de julio empezó a estudiar Comercio Internacional en la Universidad Alejandro de Humboldt (UAH).

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