1. Lo que se vio hace pocos días en la caraqueñísima zona de la Cota 905 es expresión del régimen de Chávez y Maduro en términos prácticos y dramáticos. Grupos del FAES (Fuerza de Acciones Especiales) y el CICPC (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas) intentaron tomar el barrio, apresar a una banda que allí se guarece y desde la cual opera. El enfrentamiento que aterrorizó el área, culminó con la orden de retirada dada por Maduro, sin que se hubiesen alcanzado los supuestos objetivos.
2. Es evidente que las fuerzas del régimen no tienen ni la inteligencia, ni los equipos, ni el entrenamiento, ni el propósito para llevar seguridad a ninguna parte. Menos aún estructuras como el FAES que es “el escuadrón de la muerte del régimen chavista que aterroriza a Venezuela” (Infobae); responsable de centenas de ejecuciones extrajudiciales recubiertas de falsos enfrentamientos. Menos el CICPC, heredero destripado de la antigua Policía Judicial.
3. Lo que ocurrió allí fue el combate, culminado con la rendición ordenada por Maduro, entre dos grupos criminales, sólo que uno con “chapa” y otro sin “chapa”. Fue la lucha por un territorio que se debate entre el hampa común y el hampa oficial. Lo que es el clímax de un proceso que se hizo normal bajo el régimen rojo.
4. Chávez y Maduro le entregaron armas, recursos, protección y territorio a los grupos ilegales tanto de la narcoguerrilla colombiana como de los paramilitares venezolanos. Por años, ambos se articularon a la corporación criminal regentada hoy por Maduro; son accionistas con derecho a voto y veto; sobre todo, en la medida en que la fuerza del régimen disminuye relativamente a la de esos otros accionistas del crimen organizado.
5. Lo que ocurrió en la Cota 905 ni es nuevo ni es desconocido para la sociedad venezolana, pero el repiqueteo de ametralladoras de la semana pasada, reportado por videos y audios a todo el planeta, muestra sin lugar a dudas que el Estado está disuelto: no tiene control del territorio en Caracas y mucho menos en vastas zonas del interior del país. El Estado en la mayor parte del país dejó de existir y ha sido sustituido por una diversidad de mafias, que en la medida en que han disminuido los recursos, entran en disputas más sangrientas.
6. Hasta para los escépticos se ha hecho claro que el régimen de Maduro no saldrá sin que una vasta coalición internacional y nacional, política y militar, se lo proponga; pero, también hay que decirlo, el proceso de estabilización posterior, en la transición a la democracia y en sus primeros nuevos pasos, requerirá de esa amplia coalición para lograr reconstruir el Estado.
7. La seguridad será el más urgente de los problemas que afrontará la transición. Espíritus firmes y decididos serán requeridos para la tarea.