“Ningún gobierno puede sostenerse sin el principio del temor así como del deber. Los hombres buenos obedecerán a este último, pero los malos solamente al primero.”
Thomas Jefferson
¿Quien gobierna en Venezuela? Estimado lector comienzo mi columna de hoy haciéndole esta pregunta para ver si su respuesta es similar a la mía. En mi humilde opinión en nuestro país gobierna el caos y la anarquía porque quien se sienta en Miraflores sencillamente no lo está haciendo ya.
El deterioro del país a todos los niveles crece día a día a una velocidad de vértigo mientras aquellos que alguna vez desgobernaron al país, hoy cada vez más impopulares hasta dentro de sus propias filas, concentran todos sus esfuerzos en aferrarse al poder con uñas y dientes sin que les importe ni un poquito el destino de más de 30 millones de almas dentro y fuera de Venezuela.
El Venezolano hoy es víctima de una realidad aplastante. La miseria en su máxima expresión lo acorrala hasta umbrales de supervivencia pura y dura. Una hiperinflación exponencial creada por las erradas políticas económicas, la destrucción total del aparato productivo, la corrupción sin límites, la desidia, la incapacidad manifiesta, el odio y una maldad pocas veces exhibida por algunos tristes personajes de la historia pasada y reciente de la humanidad, así como una ambición de poder que parece no tener fin se amalgamaron en un cóctel explosivo que estos inhumanos personajes agitan dentro de una coctelera que amenaza con derramarse en cualquier momento.
La carpa roja del circo pseudo marxista con que taparon las felonías de las que se valieron durante poco más de cuatro lustros para practicar exactamente todo lo contrario a lo que pregonaron para llegar al poder y mantenerse en el se descose irremediablemente. Crecen los enanos, payasos saltarines que otrora acompañaban la ópera bufa del socialismo del siglo XXI escapan en desbandada, los contorsionistas dejaron de hacer marómas y los trovadores están silenciando las guitarras. Al gran circo se le va la luz, se quedaron sin agua, sin medicinas, combustible y sin gas, pero lo más arrecho es que ya tienen muy pero muy poco público.
Aquellos “ilustres” invitados internacionales dejaron de asistir a las funciones, porque aquí se acabó el helio que llenaba sus globos de colores. No hay plata, ni petróleo regalado y además hay miedo, si miedo de retratarse con esta especie de Hermanos Barnum caídos en desgracia.
Los señores de Miraflores necesitan urgente una salida medianamente decorosa a la desgracia que crearon, necesitan proteger las fortunas que amasaron durante 20 años con el esfuerzo y el trabajo de los venezolanos, por eso a mi juicio no van a abandonar nunca las negociaciones que se vienen dando en Barbados e irán si es necesario al fin del mundo a negociar, porque es ya lo único que les queda.
Señores, las luces se están apagando, la pista y las gradas se están quedando solas y la carpa mayor se convirtió en una especie de lona hecha jirones que amenaza con caer sobre los pocos que van quedando a su abrigo.
A disgusto de algunos que parecen aún no entender lo que está pasando, Juan Guaidó les arruinó la función.
José Manuel Rodríguez
Analista / Asesor Político
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