Un funcionario local que respaldó el nombramiento reconoció que la decisión era desafortunada, pero que elegir a Stefan Jagsch como alcalde distrital de un poblado cercano a Fráncfort parecía inevitable: Jagsch, político local de un partido neonazi, era el único candidato.
La decisión del jueves 5 de septiembre en Waldsiedlung —distrito en Altenstadt, en el estado federado de Hesse— de nombrar a Jagsch, integrante del Partido Nacionaldemócrata, de extrema derecha, desató una fuerte condena en toda Alemania y llevó a los representantes locales a intentar revertir la designación.
“¡No cooperamos con nazis! ¡Nunca!”, tuiteó Lars Klingbeil, dirigente de los Socialdemócratas, partido que es parte de la coalición gobernante a nivel federal de la canciller Angela Merkel. Klingbeil demandó que se retirara el nombramiento.
Annegret Kramp-Karrenbauer, dirigente de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) en la que milita Merkel, dijo que su partido iba a investigar cómo sus representantes locales en principio pudieron haber respaldado a Jagsch. Según Norbert Szilasko, el concejal de la unión en Waldsiedlung, la decisión fue fácil: la posición de alcalde distrital no había sido ocupada en más de diez semanas y Jagsch fue el único que se ofreció.
“No teníamos a nadie más; especialmente no a personas más jóvenes que son adeptas para usar computadoras y pueden enviar correos”, le dijo Szilasko a un medio local, Hessischer Rundfunk.
El concejal que nombró a Jagsch tiene siete integrantes, ninguno de los cuales tiene vínculos con la derecha extrema. Pero Szilasko aseguró que nadie tomó en consideración la afiliación política de Jagsch: “Lo que hace en su partido o de manera privada no es preocupación mía o nuestra”.
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