El panorama es bastante distópico si se quiere hablar en estos momentos de oportunidades para nosotros los jóvenes. Esto no aplica únicamente para Venezuela, el mundo per se está atravesando unas dinámicas bastante complejas en tanto se evidencia la exponencial dificultad para lograr la auto realización. Como jóvenes, crearse a sí mismo en tanto individuo libre, es decir, corresponsable con el sistema-mundo en relación al proyecto individual de vida es por poco, tarea cuasi imposible. Es probable que ésta sea una de las razones por las cuales, nuestras generaciones tienden a tener menos hijos que las anteriores; la desesperanza está a la orden del día.
Podría pensarse, a modo de interrogante, que nuestro país se atrasó unos 50 años en relación a la economía y otros aspectos sociales, pero bien pudiera pasar, que más bien nos adelantamos en cuanto a vivir y sobrevivir a un régimen totalitario. Es posible, que en los próximos años (si es que ya no está pasando) algunos países presenten características propias del totalitarismo, como tergiversar la noción de certeza, modificar el sentido estético y el sistema simbólico para sus fines dominantes.
Todo esto bajo la amigable máscara de un sistema democrático, como hizo Chávez, con su infinitud de elecciones que en nada contribuyeron con la consolidación del papel protagónico y participativo de la ciudadanía para crear sus propios determinantes sociales; discurso con el cual hizo campaña y se mostró como el gobierno “más democrático después de 40 años de bipartidismo”. En este sentido, diría Marcuse: “La democracia aparecerá como el sistema más eficaz de dominación”.
¿Qué nos queda entonces por hacer a nosotros los jóvenes? ¿Empezar desde cero en plena licuefacción simbólica a escala mundial? ¿Es posible realizar una deconstrucción de los discursos antipolíticos que permita sentar las bases de un discurso que promueva el con-vivir-con el otro? Me parece que, nuestra tarea más compleja, más allá de salir del régimen chavista-madurista, se centra en concebir un sistema amigable en relación con los derechos individuales y colectivos, dícese la relación hombre-naturaleza-hombre para que en unos años, si se pretendiera repetir un proceso tan nefasto como la revolución bolivariana, prevalezcan el sentido de respeto por la dignidad humana y la naturaleza.
¡Qué bueno que somos jóvenes! Qué bueno que la vida nos puso a interpretar un papel tan importante como el que nos demanda la contemporaneidad, a decir, ver con ojos de esperanza y solidaridad nuestro presente y nuestro futuro. Es probable que la libertad no esté precisamente en realizar nuestros objetivos, milimétricamente planificados, sino más bien poder vislumbrar que en un espacio de tiempo próximo, la posibilidad de hacernos a nosotros mismos en relación con nuestro entorno, a partir de los valores humanos que nos unifican como nación.
Desde Unidad Visión Venezuela, los jóvenes nos comprometemos a seguir soñando con una patria libre, solidaria y respetuosa. Trabajar por y para Venezuela, desde las aulas de clase, desde la calle, desde el micrófono en nuestras tierras o desde los restaurantes, los baños y las fábricas en otros países es una tarea que no descansa, porque es nuestra visión un país libre de opresión.
@HeisyVisionaria