Los policías de la División de Investigación de Homicidios trabajan arduamente en la búsqueda de mayores evidencias para capturar a las personas que asesinaron y cercenaron los cuerpos del venezolano Rubén Matamoros Delgado y el peruano Jafet Torrico Jara, ambos de 22 años.
Por Ana Briceño / elcomercio.pe
Los restos seccionados de estos jóvenes fueron hallados el lunes en distintos sectores de San Martín de Porres y del Rímac. Las toallas con la inscripción ‘Hospedaje Señor de Sipán’, encontradas en uno de esos dos puntos, fueron las primeras pistas que siguió la policía.
La madrugada del último domingo, en la habitación 507 de dicho local, los habrían asesinado. Hasta el momento, el único detenido es el extranjero Alexander Salazar, quien el día de los hechos trabajó como recepcionista del hospedaje y habría manipulado la cámara de seguridad para que no registre el momento en que los asesinos retiran del local los paquetes que contenían las partes cercenadas de las víctimas. Él trabajaba de 9 p.m. a 9 a.m. en dicho hospedaje.
Su hermana, Odalys Salazar lo relevaba en el turno de la mañana. Ella ha declarado a la policía que en el quinto piso, donde se ejecutaron los asesinatos, se hospedaban en distintas habitaciones los venezolanos William Rondón, Bárbara López, conocida como ‘Michel’, y una joven que se hacía llamar Bárbara, quien se dedicaría a la prostitución.
En el cuarto 507 se encontraban alojados, según su manifestación, dos extranjeros llamados Jesús y Leswy, a quienes no se los registró en el libro de huéspedes. Tanto para la División de Investigación de Homicidios como para el Ministerio Público, todos ellos habrían planificado y ejecutado el doble homicidio. Prueba de ello es que se encontraron manchas de sangre en sus respectivas habitaciones.
—Al descubierto—
Danny Humpire, gerente de Peritajes del Ministerio Público, precisó a este Diario que gracias a un software –que solo utilizan la policía y la fiscalía– se pudo recuperar las imágenes que fueron borradas de la cámara de seguridad del hospedaje. “Los rostros han estado más borrosos y hemos logrado darle mayor nitidez”, explicó el especialista, quien en ocasiones anteriores, con este sistema, ha llegado a capturar a asesinos y asaltantes.
En el video se observa a dos sujetos, que visten poleras con capucha, y dos mujeres (una de ellas sería ‘Michel’), cargando las bolsas y maletas con los restos de Matamoros y Torrico. Las cámaras de seguridad ubicadas en la parte externa registraron a los extranjeros hospedados en el quinto piso subiendo los paquetes en un automóvil blanco conducido por el taxista Raúl Bodero. El conductor ha declarado a la policía que, la madrugada del lunes 9, una pareja de venezolanos tomó su servicio en la avenida Tomás Valle para que los conduzca hasta el hospedaje, donde debían recoger unos paquetes. Luego los llevó hasta el terminal de Fiori donde los asesinos arrojaron algunas partes de los cuerpos.
En la maletera del taxi de Bodero, en las llantas y hasta en los aros, los peritos encontraron manchas de sangre. La policía aún duda sobre si él sabía qué había dentro de esos paquetes.
—Ajuste de cuentas—
A Matamoros y a Torrico los habrían matado a cuchillazos. Al cierre de esta nota, sus cabezas no habían sido encontradas. En mayo de este año, Matamoros fue expulsado del Perú junto a otros 40 venezolanos como parte del plan Migración Segura 2019. “No podemos tolerar que hayan ingresado extranjeros indeseables y por esa razón está procediéndose a expulsarlos”, remarcó el ministro del Interior, Carlos Morán, mientras eran subidos a un avión.
Sin embargo, hace un mes Matamoros regresó al Perú. Habría burlado los controles fronterizos. Sus padres viven en el Perú y reconocieron partes de su cuerpo en la Morgue de Lima. Esto debido a sus tres tatuajes, uno de los cuales era su apellido.
En el 2016, él publicó en Facebook una aterradora fotografía compuesta por dos pistolas, cacerinas, y varias balas con las cuales escribió: “Te amo”. La imagen estaba acompañada por un papel que decía: “Si te portas mal, todas [las balas] serán para ti”.
Fuentes de la policía sostuvieron que Matamoros estaba amenazado de muerte. “Cobra fuerza la hipótesis de que lo mataron por venganza, en un ajuste de cuentas”, dijo un agente. De Torrico, el peruano, se sabe que aspiraba a ser policía. Aún no se establece su relación con los extranjeros.