John Bolton tenía razón. John Bolton lo tenía medido. Bolton decía que Maduro no era serio en las negociaciones en las que mediaba el gobierno de Noruega. Nicolás Maduro quería ganar tiempo. Maduro seguía el guion de los cubanos de ganar tiempo. Y por ello Bolton exigió en aquella reunión de principios de agosto en Lima que ya estaba bien de diálogo y era tiempo de pasar a los hechos, y los hechos iban por retirarse del poder y despejar el camino para unas elecciones libres. No había otro camino. Así lo reseña konzapata.com
Por Juan Carlos Zapata
Maduro dijo que el acuerdo firmado este lunes con un sector de la oposición lo venía cuajando desde hace dos meses. Lo cual tampoco es verdad. Ese plan tenía al menos tres meses rodando. Y estaba montado para que la operación se encaminara en octubre. Sólo que algunos hechos se desencadenaron -la Orden Ejecutiva de Donald Trump- que obligaron al régimen a retirarse de la mesa de negociación y entonces tuvo que acelerar el pacto anunciado con cuatro partidos minoritarios que le hacen menos oposición a Maduro que a Juan Guaidó.
Lo dicho por Maduro indica que de igual manera iba a romper con la mesa de negociación. Pues resulta evidente que jugaba y sigue jugando en todos los terrenos. Persiguiendo a la oposición de Guaidó. Acusando a Guaidó de posturas falsas como la entrega del territorio Esequibo. Protegiendo a las FARC y al ELN, al terrorismo. Torturando. Matando. Violando los derechos humanos. Jugando a la guerra con Colombia. Sentándose y rompiendo con la mesa patrocinada por Noruega. Propiciando otro pacto con otra oposición. Todavía se propone seguir negociando en caso de que la mediación noruega así lo solicite.
Ahora Maduro anuncia un acuerdo. No le gustó el que le propuso Guaidó. El de la separación de los cargos de ambos, de Maduro y Guaidó. El del Consejo de Gobierno. Y el de las elecciones libre. Maduro prefiere este otro que se cae por su propio peso:
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