Recientemente, sólo complementamos la extraordinaria exposición hecha por José Vicente Haro en relación a la pretendida reincorporación de los diputados oficialistas a la Asamblea Nacional. Por cierto, promovido por Alianza Bravo Pueblo (ABP), el exitoso foro demostró que es posible el tratamiento sobrio y convincente de una materia tan grave y delicada.
Sistematizadas, el destacado constitucionalista y valiente defensor de los DD. HH., expuso las razones que hacen imposible el regreso inmoral de los desertores del parlamento. Una de ellas, el evidente abandono del cargo, tras dos años de feroz asedio y ataque a la Asamblea Nacional.
Incluso, una de las falacias cotizadas en las redes digitales, ha versado sobre el desconocimiento que los asambleístas hicimos sobre tal constituyente, tomada por inexistente, por lo cual es dado aceptar que los desertores no ocuparon otro destino público, olvidando que las curules son a dedicación exclusiva, entre otros detalles. Lo peor es que literalmente se les invitó a una reincorporación, por más que abandonaran sus responsabilidades, traicionando a sus electores, sin que la cámara los autorizará como debe hacerse con las ausencias por encima de diez días o de meses, debidamente justificadas, pero no de años.
Todavía persiste la imagen que nos transmitió Haro: la del diputado del PSUV que persigue, mete preso y tortura a un diputado opositor, por muy inconstitucional que sea, en el hemiciclo protocolar. Luego, cruza el pasillo, y ocupa una curul por expresa invitación de los colegas del preso, perseguido y torturado, en el hemiciclo de trabajo que, faltando poco, presta por un rato los días martes, ya que la dictadura misma es la que controla completamente la sede legislativa.
Los diputados de la Fracción 16-J, nos negamos a estas reincorporaciones que, además, debe calificar el cuerpo tras el lógico debate. Esto, porque el asunto no fue resuelto en la sesión ordinaria próxima pasada, como muchos suponen.