River Plate le ganó el superclásico a Boca Juniors por 2-0 (parcial 1-0) en un emotivo encuentro de ida por las semifinales de la Copa Libertadores de América 2019 jugado este martes en el estadio Monumental ante unos 70.000 espectadores.
Rafael Santos Borré (7, de penal) e Ignacio Fernández (69) marcaron los goles para el triunfo del campeón defensor de la Copa, que dominó con amplitud y podría incluso haber ganado por un margen mayor.
Boca terminó el partido con diez jugadores por la expulsión de Nicolás Capaldo (90+6), a instancias del VAR.
El desquite se jugará el 22 de octubre en la Bombonera, donde Boca estará obligado a ganar por 2-0 para forzar los penales, o por tres tantos de distancia para revertir la serie.
El ganador se enfrentará en la final del 23 de noviembre, en Santiago de Chile, con el vencedor de la semifinal entre los brasileños Gremio y Flamengo, cuyo primer encuentro se jugará este miércoles.
El VAR abre la ruta
Apenas había comenzado el encuentro cuando se produjo una acción dentro del área de Boca, luego de un remate de De la Cruz que contuvo a medias Andrada, pero poco después, una vez que la acción se detuvo, recibió el llamado del colombiano Nicolás Gallo, a cargo del VAR, para que revisara la jugada.
Raphael Claus observó el monitor y no demoró en darse vuelta y señalar el punto del penal, al determinar que hubo falta de Emmanuel Mas desde atrás sobre Borré, aunque a primera vista parecía que el que cometía la infracción era Izquierdoz, que se había arrojado al suelo para despejar, pero sin llegar a tocar al atacante colombiano.
Borré tomó la pelota y convirtió el 1-0 con un remate potente al medio, en lo que fue el séptimo penal otorgado a River en lo que va de esta Libertadores, incluidas tres decisiones por intermedio del VAR.
River dominó con amplitud el primer tiempo a partir de un juego dinámico y de presión, con la intención de volcar los ataques por el carril derecho que defendía Weigandt, sector por el que subían Casco, Fernández y Suárez, mientras que Boca intentaba sorprender de contraataque con pelotazos frontales para Ábila, la única referencia en el ataque.
Más allá del gol, River podría haber aumentado en esa primera parte en un remate de Suárez que encontró bien parado a Andrada y luego el arquero de Boca se lució para descolgar un tiro libre venenoso del charrúa De la Cruz que buscaba su ángulo derecho.
Del lado visitante, Mac Allister tuvo una buena ocasión en un remate que tapó Armani, y casi sobre el final del primer tiempo, dilapidó una oportunidad de oro en una contra que lideró Abila, que controló la pelota, arrastró las marcas y asistió a Nicolás Capaldo, que sólo tenía por delante a Armani, pero levantó su remate varios metros arriba del larguero.
Dinámica y celebración
En la segunda parte, River empezó a inclinar un poco más la cancha con las subidas de Montiel, que estuvo a nada de aumentar con un centro que se cerró y pegó en el poste derecho, y no llegó Suárez a empujar el rebote.
A pesar de los cambios introducidos por Alfaro, Boca comenzó a verse cada vez más superado por un River con mayor dinámica y anticipo, y empezó a llegar con frecuencia sobre los dominios de Andrada.
Casi por decantación llegó el 2-0, en una gran jugada, a pura velocidad, con un arranque frontal de Fernández que derivó a la derecha para Suárez, quien se acomodó y aguardó para enviar el centro al medio, que Fernández empujó ante un Boca desacomodado.
El segundo gol recibido dejó a Boca al borde del nocaut, con un River lanzado al ataque para liquidar la serie, y Andrada debió intervenir en gran forma para sacar del ángulo un remate de emboquillada de Suárez, mientras que Scocco cabeceó apenas desviado, y Suárez levantó su disparo dentro del área cuando estaba solo ante el arquero.
El triunfo por dos goles marcó claramente la superioridad de River, que incluso podría haberse quedado corto en las cifras, pero Andrada se encargó de mantener vivo a Boca en una serie que se le ha hecho muy cuesta arriba a los xeneizes, obligados a una victoria por amplísimo margen en la revancha, dentro de tres semanas.
El encuentro contó con 70.000 espectadores en las tribunas del Monumental, y no se registraron incidentes previos, a diferencia de lo sucedido en la previa de la final que debía disputarse el 24 de noviembre pasado y que debió suspenderse por la agresión de hinchas millonarios al ómnibus que transportaba al plantel de Boca.
La única nota triste antes del encuentro fue el fallecimiento de un hincha de River, de 51 años, que sufrió un ataque cardíaco mientras se dirigía al estadio Monumental. /AFP