Luis Barragán: La ruta desintegrada llega a la universidad

Luis Barragán: La ruta desintegrada llega a la universidad

Luis Barragán @LuisBarraganJ

La Fracción Parlamentaria 16 – J, fundamentó por escrito su postura en relación a la violación del Estatuto de la Transición. En la Asamblea Nacional, señaló las razones que asisten a la ciudadanía para oponerse a unas elecciones con y bajo este mismo régimen, incluyendo una nueva edición de los diálogos ya de comprobados fracasos.

La llamada “ruta integral”, valga el eufemismo, altera el orden de los objetivos compartidos por las grandes mayorías: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libre. Y, suele ocurrir, el orden de los factores no sólo altera producto, sino que suele divertirse con él.

Algo parecido, sospechosamente parecido, está ocurriendo con las universidades, cuya defensa nunca cupo en Oslo y sus derivados. Consabido, el 27/08/19, fue dictada una sentencia del ilegítimo TSJ, que les impone un plazo de seis meses, comenzando por la UCV (aunque ya fue ordenada a la USB, sin que sepamos todavía de un acto administrativo), para realizar los comicios en estricto cumplimiento de la condiciones ideadas por la dictadura; además, eso que llaman ministerio de Educación Superior, ha tenido la osadía – recientemente – de asociar el asunto a los diálogos, fueren de la llamada mesita de noche o la del comedor, si somos consecuentes con la jerga de los días que corren.





Por supuesto, negarse a acatar las directrices del régimen e, incluso, realizar las elecciones de acuerdo a lo que libre y autónomamente decidan las universidades, constituye un extraordinario desafío, pero – es necesario reconocerlo – ellas y toda Venezuela – sencillamente – llegamos al llegadero. Tardaron mucho, pero se veía venir el zarpazo en cualquier momento.

El caso está en las minorías de las universidades humilladas y agredidas, algunas literalmente devastadas, que más por miedo que por una habilidad de alto vuelo, se dicen entusiasmadas por la fórmula dictatorial. Hay autoridades que están dispuestas a afrontar, desde ya, el evento y, así, se articulan abierta o soterradamente, al lado de otras que, escurridizas, tramitan un permiso laboral para volver cuando todo pase, o, corajudamente, calzan los mismos zapatos de la dignidad, infundiendo respeto.

El propósito de ir a las elecciones a todo evento en las universidades, coincide con el del llamado G-4, aunque – a menos que fuercen los tiempos – estén predestinadas a probar la fórmula antes, con todo lo que implica. En el supuesto negado que sean celebrados los comicios, bajo la égida de la dictadura, ésta asegurará una mayoría artificial y a las pocas autoridades que reconozca o diga reconocer, no le quedará otra suerte que la de los gobernadores juramentados ante la tal constituyente de la que antes renegaron, traicionando la confianza ciudadana.

Empleando la ruta desintegrada, las universidades le harán un inmenso favor al régimen desintegrándose ellas mismas. Y, pasada esta larga experiencia amarga, vencida la dictadura, hará aún más difícil la reconstrucción de la universidad libre y autónoma.