Abrazar la causa de los desaparecidos fue su error. La familia LeBarón llegó a México en la década de 1920 y se estableció en el estado de Chihuahua. Aunque pertenecían originalmente a la iglesia mormona, sus miembros se separaron de ella porque no querían dejar la poligamia.
Por infobae.com
Hace 10 años esta familia sorprendió al país cuando se negó a ceder a la exigencia de un grupo criminal y no pagó el rescate de Erick LeBarón, de 17 años. Desde entonces, han encarado a estos grupos de la delincuencia.
Sobre la liberación de Erick se sabe que el cautivo regresó con su familia sin que se pagara un sólo peso. Éste gesto los convirtió en un símbolo de la lucha contra la delincuencia organizada. Los LeBarón encabezaron movilizaciones y organizaron una autodefensa contra los criminales.
En junio de ese año se logró la detención de 25 presuntos miembros de la delincuencia organizada que habrían planeado el secuestro de Erick, pero días más tarde, en represalia, dos líderes de esta comunidad fueron secuestrados y asesinados como un mensaje de advertencia por el papel que desempeñaron para conseguir una supuesta libertad. . Desde entonces, ésta comunidad México-estadounidenese sigue condenado la presencia del crimen organizado en los municipios del norte de Chihuahua.
La comunidad es reconocida por su activismo en una región que es controlada por varios grupos afiliados a cárteles de la droga, que operan en la frontera con Estados Unidos.
Ayer por la mañana, nueve ciudadanos estadounidenses e integrantes de la familia LeBarón, —seis menores y tres mujeres— fueron asesinados por presuntos sicarios.
“Así se vive en el Gobierno de López Obrador. Mormones mexicanos, mujeres y niños inocentes emboscados en la Sierra de Chihuahua son acribillados y quemados vivos por los Cárteles que mandan en México”, escribió uno de los miembros de la comunidad Lebarón en Chihuahua.
Incluso para los estándares de la brutal guerra contra las drogas en México, este fue un ataque particularmente horrible, y es posible que tenga repercusiones internacionales, ya que algunos de los asesinados eran ciudadanos estadounidenses.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está empleando una política de no violencia y confrontación con los poderosos cárteles del país, pero sus críticos lo acusan de carecer de algún tipo de estrategia de seguridad coherente.