Por qué la frontera entre Chihuahua y Sonora fue el escenario de la barbarie contra los LeBarón

Por qué la frontera entre Chihuahua y Sonora fue el escenario de la barbarie contra los LeBarón

La violencia en Chihuahua recrudeció por la disputa entre células delictivas (Foto: CUARTOSCURO)

 

Lo vimos todos y en todo el mundo: el ataque contra la familia mormona LeBarón, el pasado lunes 4 de noviembre, que dejó nueve personas muertas, seis de ellas menores, sería consecuencia del conflicto armado que sostienen los grupos criminales en Chihuahua.

Por infobae.com

De acuerdo con la Fiscalía General de la República, en la entidad gobernada por el panista, Javier Corral, operan dos grandes cárteles: el del Pacífico (Sinaloa) y el de Juárez. De éstos se desprenden otras células criminales consideradas altamente violentas.

Con el Cártel de Juárez están aliados los sicarios de La Línea, mientras que el Cártel del Pacífico, también conocido como de Sinaloa, controla a Gente Nueva, Los Artistas Asesinos, Los Mexicles y Los Salazar, que según el gabinete de Seguridad, podría ser el autor del crimen contra la familia LeBarón, con nacionalidad mexicana y estadounidense.

La frontera México-Estados Unidos, que desde la guerra contra el narcotráfico se ha convertido en una de las áreas más peligrosas del país, fue escenario de la violenta escena, donde un grupo criminal local atacó un convoy de tres camionetas que se trasladaba de Galeana, Chihuahua a Bavispe, Sonora.

Los detalles que, con cuentagotas y calculados estratégicamente, ha desvelado el Gobierno, han hecho saltar las alarmas sobre el narco en México: “se trata de una zona en disputa entre diversos grupos criminales. Hay una célula vinculada al cártel del Pacífico que tienen una presencia relevante en Agua Prieta, Sonora. También tienen presencia en la parte de la sierra, en los límites de Chihuahua y Sonora”, dijo el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo.

El estado fronterizo de Chihuahua enfrenta un resurgimiento de crímenes violentos pero la disputa parece tener más que ver con flujos de ingresos locales que con rutas internacionales del narcotráfico.

Datos del gobierno mexicano muestran que Chihuahua registró el año pasado, un total de 2,087 homicidios. La violencia se ha mantenido en 2019. Según las estadísticas del Secretariado Ejecutivo en los primeros siete meses aparece un registro de 1,841 asesinatos.

Muchos de esas muertos son atentados contra personas particulares y en muchos casos hay indicios de que una ola de ataques recientes tienen que ver con el crimen organizado y con el microtráfico local.

El actual gobierno reconoce la existencia de éstos grupos delictivos de las drogas entre los límites de Chihuahua y Sonora.

Los Salazar

Los Salazar anunciaron su llegada al mundo del hampa de México en 2005, cuando a lo largo de Sonora y Chihuahua recrudeció la violencia.

Los miembros de dicha célula están involucrados en la siembra, producción y trasiego de droga hacia Arizona, Estados Unidos, así como el tráfico de migrantes para el Cártel de Sinaloa.

La organización criminal fue encabezado por Adán Salazar Zamorano, alias “Don Adán”, quien fue uno de los operadores y lugartenientes de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Las actividades delictivas de “Don Adán” y la de sus hijos, Jesús Alfredo “Ekl Muñeco” y Adán “El indio” Salazar, obligaron al desplazamiento forzado de 1,200 personas en el municipio de Sonoyta, Sonora, y de unas 300 familias en Las Chinacas, en Chínipa, en 2015.

De acuerdo a la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), Adán Salazar es acusado de poseer cocaína con intención de distribuir.

Los Salazar mantienen una disputa con La Línea, brazo armado del Cártel de Juárez.

Los nueve muertos de la familia LeBarón: Rhonita, Dawna y Christina, y los menores Trevor, Rogan, Howard, Krystal, Titus y Tiana.

 

La línea

Su sello distintivo es saber aprovechar los costos de oportunidad. Empezaron como un pequeño grupo, después se convirtieron en parte de un gran organización criminal. Desde 2015 la DEA ha advertido que son un cártel del narco en formación.

Se trata de La Línea, un grupo delictivo mexicano que opera desde principios de siglo (2000) en el fronterizo estado de Chihuahua, donde ha sembrado el pánico e impedido que el Cártel de Sinaloa se apropie de la plaza.

Para el gobierno mexicano La Línea y la pandilla de Los Aztecas están considerados sólo como grupos que pertenecen al Cártel de Juárez, uno de los nueve más poderosos del país, pero desde hace dos años la DEA lo tiene identificado como una organización que ya se separó del cártel, tal sucedió con Los Zetas y el Cártel del Golfo.

Precisamente la integración de policías en sus filas es lo que les dio el nombre La Línea, pues eran los elementos del orden quienes establecía una especie de “línea” (orden) para que nadie vendieron drogas en las calles y quienes no seguían con esta “línea” era asesinados.

Desde 2015, según informes publicados por diario texano el San Antonio Express News, este grupo enfrenta una sangrienta guerra contra el Cártel de Sinaloa tanto en Chihuahua como en Texas y el enfrentamiento de este miércoles en la comunidad de Las Varas donde el número de muertos llegó a 15, sería parte de esta guerra.

El 1 de diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador, se encontró un país roto con 25,000 muertos anuales y casi 50,00 desparecidos. La promesa de pacificar el país y cambiar “balazos por abrazos” le ayudó a ganar una elecciones, pero en realidad rima peor y la violencia alcanza cifras históricas.

Sus primeros 11 meses de gestión, sin embargo, han sido un rosario de desaciertos sobre un asunto que mantiene bajo el terror a amplias zonas del país.

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