La economía informal boliviana ha sido en principio uno de los sectores más afectados por la crisis en el país, tras la renuncia de Evo Morales a la Presidencia y los disturbios que han obligado a vendedores de la calle y demás pequeños comerciantes a cerrar sus ventas.
Este miércoles ya se cumplen tres días desde que Morales renunció a la Presidencia y 24 de las elecciones del 20 de octubre, tras las que se denunció el fraude y se desencadenó una ola de protestas por todo el país en favor y en contra del ahora exmandatario, con un resultado de ocho muertos y casi quinientos heridos.
La senadora opositora Jeanine Áñez es desde este martes la presidenta interina de Bolivia.
LOS PRIMEROS EFECTOS
Las actividades en Bolivia no se habían interrumpido pese a las movilizaciones, sin embargo, desde el pasado viernes tras el amotinamiento de los policías en varias ciudades, los comerciantes cerraron sus negocios por temor a los saqueos, el transporte disminuyó, así como los transeúntes, lo que afectó a los vendedores ambulantes.
Según un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), Bolivia cuenta con la economía informal más grande del mundo, lo que representa aproximadamente el 62,3 % del producto interior bruto (PIB).
No es necesario medir con cifras del impacto de la crisis sobre las actividades laborales informales, solo es cuestión de caminar dos o tres calles por las ciudades de La Paz o su vecina El Alto y no ver ni un solo vendedor con su puesto improvisado en una esquina o algún malabarista o limpiavidrios en un semáforo.
“Yo abro un rato por la mañana o por la tarde y me voy porque esto está complicado. El otro día no pude abrir y eso es difícil porque de esto vivo y se acaban las cosas”, expresó a Efe una mujer que tiene un puesto ambulante en la esquina de una calle.
Otro de los grandes afectados serán los bonos sociales, que se financian de los aportes que reciben a través de empresas como la estatal Mi Teleférico en La Paz y El Alto, una de las más grandes del mundo y que lleva varios días sin funcionar por las protestas.
LOS LOGROS QUE HAY QUE MANTENER
Evo Morales llegó al poder en Bolivia en 2006 y revolucionó la precaria economía que arrastraba ya las crisis desde 2001, cuando más de un tercio de la población era pobre.
Una de sus principales reformas fue la nacionalización de los hidrocarburos y sus posteriores acuerdos con grandes empresas como la española Repsol o la rusa Gazprom, con lo que pudo adelantar grandes obras de infraestructura como carreteras y puentes.
Con una inflación que no supera el 1,5 % anualmente, su moneda el boliviano no varía frente al dólar, los grandes recursos mineros y en hidrocarburos y el fortalecimiento de la economía interna, demuestran estabilidad de la economía boliviana.
Según datos oficiales, unos tres millones de personas han pasado a ser parte de la clase media, que representa el 62 % de los 11,5 millones de habitantes de Bolivia.
Todos esos datos ubican al país entre uno de los mejores de Latinoamérica, por lo menos en uno de los que ha registrado un crecimiento sostenido y que ha logrado sortear crisis económicas regionales como la Argentina.
Gary Rodríguez, gerente general de Instituto Boliviano de Comercio Exterior, dice ante la actual coyuntura que se debe crear “un gran pacto social productivo para tomar medidas que formalicen más la economía como disminuir impuestos, pero ampliar la base productiva, eliminar el contrabando, liberar las exportaciones y cuidar la deuda externa”.
Rodríguez declaró e Efe que el nuevo panorama político genera grandes desafíos, ya que si bien es cierto que con Morales el PIB avanzó hasta un 6,8 % en 2013, en adelante ha bajado y en el último semestre se ubicó en 3,13 %.
Otros analistas afirman que es probable que los bonos en dólares en el exterior caigan, sin precisar una cifra, debido a que los mercados también fluctúan ante acontecimientos políticos.
El presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Luis Barbery, dijo esta semana que ante los bloqueos muchos camiones que salen desde las regiones de Santa Cruz y de Cochabamba cargados con “alimentos perecederos con serios riesgos de perderse” está afectando a la economía interna y a la población.
En sus recientes proyecciones, el FMI pronosticó que la economía boliviana crecerá un 4 % este año y un 3,9 % en 2020, ambas cifras por encima de la media de la región, que avanzará un 1,4 % en 2019. EFE