Tal y como lo señala nuestro amigo Antonio Sánchez García en una de sus últimas y esclarecedoras notas acerca de la crisis en su país natal: “La diferencia, la brutal diferencia entre los gestores de lo político en Chile, respecto de Venezuela y Cuba, países estos últimos incomparablemente menos dotados, cultos, experimentados y rigurosos en los combates amigo-enemigo que suelen caracterizar la gerencia de los asuntos públicos, es que en Chile los partidos e instituciones políticas, culturales y mediáticas dominan el arte de sublimar, metabolizar y digerir sus conflictos políticos sin que sus techos se vengan abajo…” (ver Antonio Sánchez García, El despertador barbudo en https://t.co/2UHipGMQUI?amp=1)
Efectivamente, ese país no solo está más desarrollado económicamente que el nuestro, sino más desarrollado políticamente. Fue capaz de “digerir” en horas el grave problema que tuvieron, dando con la mejor solución: consultarle a la Soberanía popular, que solamente reside en el pueblo chileno, la reconstrucción del Pacto Social, y que finalmente se establece en una nueva Constitución.
Aun cuando los políticos chilenos dominen “el arte de sublimar, metabolizar y digerir sus conflictos políticos sin que sus techos se vengan abajo” como afirma Sánchez García, ¿por qué les resulta tan difícil entender a los políticos venezolanos que la solución a nuestro conflicto también pasa por la participación de los ciudadanos? ¿Por qué insistir en desatar una ruptura violenta desde adentro para provocar el cambio? Lo del 23F, 30A y ahora el 16N con una marcha sin respaldo ciudadano, pretendió encender en las calles un conflicto que terminaría, de acuerdo a sus cálculos, en un desplazamiento del poder del régimen de Maduro.
Esa insistencia de repetir y repetir lo mismo, esperando resultados diferentes, es la definición “einsteniana” de locura, como bien lo indicó el genio. Y lo más grave es que intentan aplicar la misma solución “de calle” en las peores condiciones que jamás hemos tenido los venezolanos, y que se va agravando cada día que pasa con la fuga incesante del país de cientos de compatriotas, sumada a la más grave tragedia económica que Venezuela haya vivido en su historia. ¿Cómo puede llamar la oposición oficial a una calle “sin retorno” a un pueblo que se muere de hambre, que tiene que salir todos los días a arrancar casi del aíre cada bolívar devaluado para alimentarse? ¿En qué país vive Juan Guaidó y su gente? ¿Y después del 16N qué? ¡Qué falta de interpretación del momento político que vivimos!
¿Qué logró la oposición oficial el 16N más allá de la frustración y la molestia de los venezolanos? Los chilenos encaminaron su conflicto interno en días con una solución que les sirvió a todos. Y lejos de hacer comparaciones odiosas entre las situaciones de dos pueblos diferentes, nosotros, con el respaldo que jamás se le haya dado nacional e internacionalmente a político alguno en Venezuela, con esta oposición al frente, no hemos podido generar una salida en más de 10 meses. Y no creo que sea falta de imaginación. Los hechos han demostrado que los tiros van más bien por los lados de la corrupción y la cohabitación con el régimen, a espaldas de los intereses de los venezolanos.
Dada la importancia que ese acuerdo de Chile podría tener para Venezuela, me permitiré citar sus primeros 4 puntos, leídos públicamente del Acuerdo por la Paz y la nueva Constitución de Chile, presentado por el presidente del Senado chileno, Jaime Quintana (ver Histórico Acuerdo por una nueva Constitución, en https://www.youtube.com/watch?
“Ante la grave crisis política y social del país atendiendo la movilización de la ciudadanía y el llamado formulado por su Excelencia el Presidente Sebastián Piñera, los partidos abajo firmantes han acordado una salida institucional cuyo objetivo es buscar la paz y la justicia social a través de un procedimiento inobjetablemente democrático:
1.- Los partidos que suscriben este acuerdo vienen a garantizar su compromiso con el restablecimiento de la paz y el orden público en Chile y el total respeto de los Derechos Humanos y la institucionalidad democrática vigente;
2.- Se impulsará un Plebiscito en el mes de abril de 2020 que resuelva dos preguntas:
- ¿Quiere Ud. una nueva Constitución? Apruebo – Rechazo
- ¿Qué tipo de órgano debiera redactar la nueva Constitución?
- Convención Mixta Constitucional
- Convención Constitucional
3.- La Convención Mixta Constitucional será integrada en partes iguales por miembros electos para el efecto y parlamentarios y parlamentarias en ejercicio;
4.- En el caso de la Convención Constitucional sus integrantes serán electos íntegramente para este efecto. La elección de los miembros de ambas instancias se realizará en el mes de octubre de 2020, conjuntamente con las elecciones Regionales y Municipales bajo sufragio universal con el mismo sistema electoral que rige las elecciones de diputados en la proporción correspondiente;
Solo dos preguntas se le harán al pueblo chileno para que este decida si desea o no un nuevo Pacto Social que resuelva sus diferencias políticas y sociales internas, y que luego se traducirán en un texto Constitucional que se adecue a los nuevos tiempos. De la misma manera como será ese órgano que en Venezuela llamamos Asamblea Nacional Constituyente, preguntando si incluirá o no a los diputados del actual Congreso de la República. Si los chilenos logran con eso resolver o no sus diferencias, lo decidirán ellos. Pero cualquier cosa que salga saldrá de lo que digan sus ciudadanos. ¡Ese es el verdadero fondo! ¡Eso es lo realmente importante! En Venezuela pediremos que el pueblo decida en su momento y como Chile, un proceso Constituyente de carácter Originario. En ANCO estamos comprometidos en eso. Pero primero hemos de salir del régimen usurpador con el poder que solo da la Soberanía Popular.
Eso es exactamente lo que hemos planteado desde ANCO: ¡Que el pueblo venezolano decida! La situación en Venezuela es mucho más compleja que en Chile dado que aquí estamos sometidos a un régimen delincuente con apoyo del terrorismo y los cárteles internacionales de la droga. Sin embargo la solución va exactamente en la misma dirección: someter a la consideración de los venezolanos, fuera y dentro del país, la ruta a seguir para resolver el problema. De allí que deberemos trabajar arduamente para encontrar la manera de que el pueblo venezolano se pronuncie.
Desde ANCO hemos planteado un procedimiento que termina en una consulta a la Soberanía Popular, y que posteriormente se cumpla el mandato del pueblo, a pesar del régimen. Ese procedimiento lo hemos descrito desde hace meses (ver Porqué un Plebiscito SI y unas Elecciones NO en Venezuela, en http://ticsddhh.blogspot.com/
“1) CESE DE LA USURPACIÒN ¿Aprueba Ud. el cese inmediato de la usurpación de los poderes ilegítimos que ejercen Nicolás Maduro Moros como Presidente, la Asamblea Nacional Constituyente, el Consejo Moral Ciudadano, el Tribunal Supremo de justicia, y el Consejo Nacional Electoral.? (*)
(*) Se declara de manera expresa la voluntad de la ciudadanía con base en el principio de soberanía popular y los artículos 5,22,23 y 70 de la Constitución, que asume como ilegítima la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el 03 de agosto de 2017 y por tanto todos sus actos nulos y sin eficacia, para iniciar el proceso de reparación de la soberanía popular y en el caso de no cesar esta usurpación autorizo a que los países asuman la obligación de tomar medidas para liberar y socorrer al pueblo de Venezuela y detener la violación de los derechos humanos conforme a la doctrina de la ONU y la aprobación por parte de la Asamblea Nacional del TIAR ya aprobado por la OEA.
2) GOBIERNO DE TRANSICION ¿Requiere y autoriza Ud. al Ciudadano Presidente de la Asamblea Nacional en su carácter de Presidente Encargado de la República que conforme a la vigente Constitución en el plazo de treinta días designe un Gobierno provisional de unidad nacional para que inicien el cambio del modelo político administrativo y constitucional de la República Bolivariana de Venezuela?
3) ELECCIONES LIBRES ¿Ordena Ud. que el gobierno provisional de transición, a la mayor brevedad posible, convoque y se celebren elecciones libres, justas, transparentes, con un nuevo sistema electoral y auditadas para legitimar el ejercicio del Poder Público en Venezuela, organizadas, dirigidas y vigiladas con la participación de una Nueva directiva del CNE, del pueblo venezolano, sus organizaciones sociales, gremiales, civiles y políticas y la supervisión internacional?”
Estas preguntas se hallan en un proceso de revisión permanente y exhaustiva por un equipo jurídico y político de ANCO en todo el país, para ampliarlas y/o modificarlas; y le dan una idea a los venezolanos de que si existen personas en el país que pensamos en otra manera de plantear la salida de Nicolás Maduro Moros, sin esperar ni requerir de ellos más sacrificios de sangre en las calles de Venezuela, como consecuencia de la incapacidad y/o corrupción de la dirigencia política de la oposición oficial. Ojalá que Venezuela después del 16N entienda que solo se requiere que el pueblo reclame y exija con firmeza a sus representantes su derecho a la participación política establecida en la Constitución, sin interceptación de ninguna naturaleza. Eso es mucho más sensato que salir a las calles sin propósito, encabezados por gente que todavía cree que los venezolanos somos un atajo de pendejos sin criterio. Gracias a Dios el 16N las calles de Venezuela demostraron lo contrario.
Caracas, 17 de Noviembre de 2019
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