Virgen de Chiquinquirá, 310 años de protección maternal al Zulia

Virgen de Chiquinquirá, 310 años de protección maternal al Zulia

 

 

18 de noviembre día de la Virgen de la Chiquinquirá / Foto: El Universal

 

Hizo del Zulia su casa hace 310 años. Desde el 18 de noviembre de 1709, cuando ocurrió el milagro de la renovación de su imagen en la Tablita -hallada en aguas del Lago- una Virgen Morena bendice a sus hijos, a este pueblo que la reconoce y venera como Madre y Patrona de la región. Ante la Chiquinquirá sus devotos se encomiendan y entregan confiados en su protección maternal.

Por Ítala Liendo Luzardo / Panorama

A la Virgen de Chiquinquirá bien puede llamársele Nuestra Señora del Rosario de la Renovación. A 310 años de acompañamiento al Zulia, Ella sigue presente en el corazón del zuliano.

La Virgen nunca murió y eso llena de alegría a quienes creen en Ella y en su hijo Jesús. La veneran en su Tablita, como hace más de tres siglos. ¡Ese es el milagro, que tenga 310 años de vida en este estado!

“Ella anualmente se renueva en la música, en la gaita, en todas las artes y hasta en el diseño, porque la imaginería la lleva a lucir en vestidos, mantas, franelas, zarcillos, collares, y seguro estoy que la gente lo luce con respeto. La gente se convierte en un templo andante”. A esta reflexión llegó, hace un par de años, Carlos Sánchez Fuenmayor, curador de arte y quien fue durante 10 años profesor  de la cátedra libre Chiquinquireña en la Unica.

Desde la humildad de su Retablo, la Virgen de Chiquinquirá cautiva el corazón de quien visita la Basílica, de quien la vea salir en procesión, del que escucha una gaita en su honor y de todo aquel que de labios de un zuliano oiga cuánto la veneran.

Morena e indiana. Su luz es amparo de todos desde aquel 18 de noviembre de 1709, fecha en la que, según el hermano Nectario María, ocurrió el milagro de la renovación del Retablo.

La Reliquia que este lunes 18-N saldrá en procesión por las calles saladilleras, llegó a manos de una humilde lavandera —otros dicen que molendera de cacao—.

 

Foto: Archivo

Pero, ¿cómo la Tabla fue hallada en las aguas, cómo arribó a Maracaibo?

La Tablita es semejante al lienzo que en Colombia, hacia 1560, pintó —a pedido del encomendero español Antonio de Santana, quien vivía en Sutamarchán (actual Boyacá) y del fraile Andrés Jadraque— el artista plástico Alonso de Narváez.

La solicitud para el pintor fue clara: ubicaría en el centro de la tela a la Virgen del Rosario y a los santos de su devoción: a la derecha de la Virgen a San Antonio de Padua por ser el santo del encomendero, y San Andrés, a la izquierda, el del fraile.

La pintura llegó a un templo situado en Chiquinquirá (Xequenquirá, en voz chibcha significa lugar pantanoso). En el vecino país, la imagen mariana se renovó el 26 de diciembre de 1586.

La memoria popular guarda muchas versiones sobre la aparición de la Chiquinquirá en suelo marabino.

La posición más arraigada, recogida en el libro Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá del hermano Nectario María, señala que la imagen de la Chinita había sido traída a Maracaibo en un bergantín, perteneciente a unos piratas, quienes la habían robado de una iglesia de las costas de Nueva Granada (hoy Colombia).

Después de haber peleado en las islas antillanas, del bergantín cayó o arrojaron al agua el pequeño cuadro de Nuestra Señora de la Chiquinquirá.

Otras posiciones indican que la Tablita fue lanzada por los corsarios a las aguas para conjurar así las tormentas del Caribe.

Se ignora cuánto tiempo estuvo el milagroso cuadro sobre las aguas del Lago. Lo cierto es que la larga exposición a la intemperie y la acción del agua, borraron la pintura. Solo quedaron confusos rasgos.

“Debemos rendir honores a ese Lago que nos ha legado cuatro dones maravillosos: la identidad venezolana, la libertad, la riqueza petrolera y sobre todo por ser el primero que portó la Sagrada Reliquia de Chiquinquirá, motivo de devoción en el Zulia y Venezuela”, ha expresado Balmore Oroño, servidor de María.

“María Cárdenas, seguramente, era la dueña de la casa donde trabajaba la lavandera que tuvo el don de rescatar de las aguas a la Chinita. Siempre he pensado que ella vio en la Tabla una imagen de santo o virgen y le llamó la atención, por eso se la lleva, y luego al secarse la Tabla ocurre el milagro de la renovación… No hay que dudar de ese resplandor que se divisó desde esa casa e iluminó el Zulia”, decía Sánchez, quien falleció en diciembre de 2018.

Sobre la mujer que halló el Retablo en el Lago, el compositor gaitero Renato Aguirre, autor del tema La Elegida’, en entrevista con José Rafael Rivero, dijo: “Advierto que hay un personaje que está dentro de la imagen de la Virgen de Chiquinquirá. Mi hermano decía: “Lavando una viejecita a orillas de nuestro Lago…”. Mi mamá me contaba algunas cosas; pero después, con el tiempo, me encuentro con el hermano Nectario María, un especialista en investigaciones marianas en América y hallé una respuesta que me satisfizo. Él dice que el nombre de la señora que consigue la Tabla en la orilla de la playa , no quedó para la historia. ¿Cómo es posible eso? (…) Nectario María me ayuda a identificar quién es la persona, aunque no se conoce el nombre, quien consiguió la Tablita y que por tanto concibe el milagro. Esa señora es la elegida a quien yo le hice ese tema. Por supuesto está involucrada la madre, porque la Chiquinquirá en el Zulia la eligió a ella, a la desconocida. Fátima también eligió, eligió Guadalupe. Mucha gente dice que la elegida es la Virgen, y yo les digo que la Virgen es la elegida de Dios ¿No eligió Coromoto al indio Coromoto incluyendo a su familia que estaba en ese momento en el río?
(…) Mi dedicación en ese tema, obviamente es una ofrenda a la Chiquinquirá, pero es para esta señora que la historia no tiene su nombre. Ignoro por qué. Quién se asoma al frontis de la historia es María de Cárdenas. Y es muy fácil, para quien no le guste trabajar, decir que fue María de Cárdenas (…)”.

–¿Es real la imagen que venera al devoto?
– Sí, señalaba convencido el profesor universitario. “La imagen se restauró sola, recobró sus colores, fue repintada sin intervención humana, ese es el milagro… Mira todo tiende a descomponerse con los años y por algo está Ella en la Tablita”.

“En junio de 1994, el licenciado en bellas artes y restaurador Fernando Tovar Pantin, de Valencia (Carabobo), fue contratado por la Arquidiócesis marabina para que restaurara la Reliquia. A él correspondió la consolidación y desinfección del soporte lígneo (madera), remover barnices y repintes, barnizado y retirar apliques y adornos ajenos a la obra.

 

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