En el ámbito de la vivienda, se hace énfasis en el reparto de subsidios, se mencionan los barrios y se habla de un par de leyes; sin embargo, no hay ni una mención al aspecto crítico de la generación de suelo urbanizado, elemento sin el cual no se pueden construir viviendas. También se omite el tema crucial del arrendamiento de viviendas, clave para crear hogares, incentivar la construcción y generar empleo. No se aborda el tema del financiamiento inmobiliario alternativo y la vivienda masiva se toca tangencialmente. El tema de los barrios por su importancia y significado para la superación de la pobreza, la paz social y la futura gobernabilidad, no se le da la relevancia y profundidad que amerita (no se habla de la construcción de equipamientos importantes; de la creación de espacios de deportivos, de entretenimiento y de encuentro, que puedan ser utilizados a la hora de desastres; de lo clave de rescatar y reforestar zonas que se conviertan en áreas verdes; del control de las invasiones; del reforzamiento de la estructura de las viviendas populares, etc.)
Pero si se menciona el otorgamiento de 55.623 subsidios para sustitución de viviendas. Es un número tan exacto que casi que les faltó decir que el certificado correspondería a la señora María Gómez, viuda, madre de 4 hijos, de la calle El Retiro, de El Viñedo, Barcelona… Entiendo que la sustitución implica reemplazar una vivienda precaria por una mejor (no mejorarla, ni comprar otra); sin embargo, para hacer la sustitución hace falta que exista un suelo estable y haya servicios públicos, por lo que no entiendo que se explicite “en riesgo de suelo”. Si existe vulnerabilidad en el terreno, no se puede hacer la sustitución. Habría que darle a la familia la oportunidad de adquirir una vivienda en otra parte.
Plan País Infraestructura, insiste en una ley para la emergencia urbana. Tal parece que se sigue el mismo camino que nos hizo llegar al chavismo. Un error fundamental de la democracia fue que abandonó la planificación y el arduo esfuerzo que ello implica y en su lugar se apeló a una amplia gama de planes y leyes, sin un contexto, carentes del rumbo que proporciona una visión de largo plazo y del marco que guía el mediano término aportado por la política pública; así una proliferación descontrolada de planes de detalle y leyes muy específicas, dentro del pragmatismo político, clientelar y populista, pretendieron sustituir la planificación estratégica y realizar una gestión pública corto placista y basada en el efectismo político.
Salvo la Ley Habilitante para la Gestión y Ejecución de la Emergencia Urbana (sobre la cual ya expresé mis dudas, porque las leyes para abordar el tema urbano existen, sólo hay que mejorarlas y unificarlas: actualizar unas y derogar parcial o totalmente otras), y la ley de propiedad de la GMVV sancionada por la Asamblea Nacional en 2016 (ley muy deficiente por cierto), no se repara en la actualización de un muy importante cuerpo de leyes, como la Ley Orgánica de Ordenación del Territorio (LOOT), la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística (LOOU), ni en las Normas de Equipamiento Urbano, Normas de Arquitectura y Urbanismo, Normas para Uso del Suelo, Guías Minfra, Ordenanza de Zonificación Modelo para las alcaldías del país, Reglamento de la LOOU, Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat, Ley Especial de Protección al Deudor Hipotecario, Decreto Ley de Arrendamientos inmobiliarios, Ley para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda, Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria, Decreto Ley de Tierras Urbanas, Decreto de Ley Orgánica de Emergencia para Terrenos y Viviendas, Ley Contra la Estafa Inmobiliaria, etc., etc.
Una cosa que proponemos es no desmovilizar los equipos que integraron Plan País Infraestructura, sino ponerlos a actualizar las leyes, lo cual sería una gran contribución con el país y permitiría ganar un tiempo precioso al arranque de la Transición.