Veraz…
Mano de hierro impera en Sidor
Por: Robert Alvarado (@robertveraz)
No puedes huir de la debilidad, en algún punto deberás luchar contra ella o perecer. Robert Louis Stevenson.
En los años 60, dieron inicio a un prometedor proyecto metalúrgico en el sur de Venezuela, en Ciudad Guayana, que agrupa las ciudades de Puerto Ordaz y San Félix, Municipio Caroní del Estado Bolívar. Allí se puso en marcha la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), que por años fue símbolo de progreso de la nación y bienestar para sus trabajadores, llamados sidoristas, venidos desde todas partes de Venezuela y de poblaciones guayanesas como Upata, pueblo natal del ex Presidente Raúl Leoni (https://www.youtube.com/watch?v=NMXGwmVlseo) y donde tuvo lugar un crecimiento poblacional sin precedentes, producto del auge de Sidor y las empresas básicas.
Hoy, ver a Sidor de lejos, desde el puente Orinoquia o del avión cuando uno arriba al Aeropuerto Carlos Manuel Piar que sirve a la ciudad de Puerto Ordaz, produce una profunda tristeza para quienes hemos estado ligados al destino de Guayana desde nuestro nacimiento. Y es que no es nada fácil ver un conglomerado metalúrgico, que rebasa en extensión a Las Palmas, capital de la isla española Gran Canaria, totalmente inoperativo, con un avanzado estado de deterioro estructural producto de 20 años de desidia oficial, que han sumido a Sidor y a los sidoristas en la más lamentable penuria cuando eran motivo de orgullo de la región guayanesa y del país entero.
Para que visualicen lo que refiero en el párrafo anterior, el estado físico y de soledad que reina en Sidor en un día laborable se evidencia en las fotografías de la planta física anexas.
Una cosa, pobre de aquel que ose denunciar esas circunstancias reprensibles, pedir mejoras salariales o beneficios contractuales, por hacerlo han tenido que huir del país numerosos trabajadores y han muerto decenas de sindicalistas, buscados en sus hogares cual cacería humana para acallar el descontento reinante en una metalúrgica parada, sin producción, pero con la cual la narcotiranía quiere dar la imagen de eficiencia, mientras los sidoristas, que antes contaban con un eficiente sistema de transporte a sus lugares de trabajo, ahora tienen que hacerlo por sus propios medios o en unidades vehiculares destartaladas, y todo para solo hacer acto de presencia en Sidor y permanecer ociosos en horarios rotativos.
Cualquiera pudiera pensar en lo cómodo de vivir sin trabajar, cual gitano, pero en realidad los sidoristas además de ser perseguidos, perciben un mísero salario, y cuando van a cobrar los obligan a hacer colas interminables, como se aprecia en la fotografía (https://bit.ly/34eyx3o). Por ejemplo, un joven sidorista, por cierto de Upata, pidió sus vacaciones y no se las pagaron, porque no va a la planta. Este martes 19/11/2019 entregaron pollo, y sólo le dieron a los que tenían 120 horas de presencia ociosa en planta. También pagaron fue un bono sustitutivo de utilidades, equivalente a un 25 por ciento de los que les correspondía legalmente, y lo peor, ni listín o recibo les dan como comprobante de pago.
¿Y por qué nombro a Upata o Villa del Caique Yocoima? Porque de esa población es Cristóbal Joel Centeno Salas, un sidorista con más de 20 años de trayectoria como Supervisor de Seguridad Industrial en Sidor, que hubo de huir del país después de la persecución y el amedrentamiento del cual que fue objeto luego de tomar parte en una protesta realizada en esa ciudad el 18 de octubre de 2018, la cual los medios reseñaron así:
_“Trabajadores de las empresas básicas de Upata rechazaron el ajuste de tablas salariales _
_En un hecho inédito, los trabajadores de todas las empresas básicas de Guayana residenciados en la ciudad de Upata, Estado Bolívar, con un marcha que recorrió las principales calles de la población durante la mañana de hoy, hicieron sentir su malestar ante el ajuste de tablas salariales acordado por sindicalistas ilegítimos con la Vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez.”_ (https://bit.ly/37u9Emy).
Cristóbal Centeno, a quien vemos destacado con un círculo naranja al centro de la fotografía con el brazo en alto, (https://bit.ly/339dKNC) conocido por todos en Sidor como el _“Técnico”_ y quien ya venía siendo objeto de represalias, como impedirle el acceso a la caja de comida, por insistir en la necesidad de evitar los múltiples y graves accidentes de trabajo por falta de la necesaria dotación de implementos de seguridad, además de su decidida participación al frente de la protesta del 18/10/2018, se ocupó de documentar con fotografías y reseñas todas las actividades realizadas ese día con el fin de hacer públicos todos los excesos cometidos por los directivos de Sidor, lo cual le valió desde ese día la incomodidad de dejar su hogar, a su familia, por temor a ser asesinado ante la atroz persecución que desde esa fecha se hizo más que notoria como expresión extrema de la mano de hierro que impera en la actualidad en Sidor.
Ese 18 de octubre se escuchó en Upata un solo grito, _“Nos traicionaron”_, en alusión a sindicalistas oficialistas que consintieron el desmejoramiento de la tabla salarial no sólo de los sidoristas sino también de todas las empresas básicas, un conjunto de organizaciones similares a Sidor agrupados bajo la conducción de la Corporación Venezolana de Guayana, (https://bit.ly/2D7b7kJ) obviamente aquella mala jugada en contra de los trabajadores, especialmente de los de Upata, no ayudaba en nada a la recuperación de todas esas empresas hoy (https://bit.ly/37ybD9h) día quebradas totalmente.
Centeno, además de ver paulatinamente cercenados todos sus beneficios laborales, a la brava, también de esa forma vio en riesgo inminente su vida cuando una noche de noviembre de 2018, a pocos días de la protesta de octubre 18, allanaron su residencia sin ninguna orden judicial que avalara aquel procedimiento efectuado por efectivos de un cuerpo policial, hurgaron toda la casa, hubo destrozos innecesarios, buscaban algo incierto e improbable de encontrar. Fue suficiente para Cristóbal, sabía que no tendría segundas oportunidades, así había sucedido con muchos de sus compañeros, asesinados después a mansalva frente a sus familias.
Cristóbal Centeno, donde quiera que se encuentre, simboliza el venezolano vejado, obligado a dejar sus carencias y afectos, pero lo más triste, apartado de su fuente de sustento para él y su familia, despojado de todas sus derechos y por poco de la vida misma.