Centenares de manifestantes desafiaron el toque de queda impuesto por las autoridades para enterrar a los muertos en la ciudad de Nasiriya, en el sur de Irak, después de una jornada marcada por la violencia en la que murieron al menos 30 personas en esa localidad.
Los manifestantes continuaron con las protestas este viernes en Nasiriya, donde los familiares y amigos de los fallecidos desafiaron el toque de queda impuesto para enterrar a los más de 30 manifestantes que perdieron la vida a lo largo del jueves en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Esta mañana, los manifestantes acorralaron la sede de la comandancia de la Policía de la provincia sureña de Di Qar, ubicada en Nasiriya, mientras que las fuerzas de seguridad pidieron a los líderes de las protestas y a clérigos influyentes que intervinieran para frenar la violencia, dijo a Efe una fuente del ministerio de Interior iraquí.
Según la fuente, las fuerzas de seguridad intentaron dispersar a los manifestantes con gases lacrimógenos y agua a presión, lo que provocó un número de heridos todavía por determinar a lo largo de las “escaramuzas”.
La violencia tuvo lugar después que la madrugada del jueves los manifestantes irrumpieran en el consulado iraní de la ciudad de Nayaf, también en el sur de Irak, lo que provocó la respuesta de las fuerzas de seguridad y culminó con una de las jornadas más violentas desde el inicio de las protestas el pasado 1 de octubre.
El pasado jueves, los manifestantes de la localidad sureña mantuvieron las carreteras cortadas y quemaron neumáticos, mientras que se han reforzado las medidas de seguridad en toda la provincia, informó a Efe una fuente de seguridad iraquí.
Por su parte, el gobernador de Di Qar, Adel al Dakhili, anunció su dimisión en un comunicado a modo de protesta por la caída de decenas de “mártires” y pidió una investigación inmediata sobre los incidentes de ayer.
En la ciudad de Nayaf, al menos ocho manifestantes fallecieron y más de 150 resultaron heridos esta madrugada en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que dispersaron las protestas con el uso de gases lacrimógenos.
Al mismo tiempo, unos 20 efectivos de seguridad resultaron heridos al estallar una granada de mano lanzada por una persona desconocida en protestas nocturnas en el centro de la ciudad de Karbala, aseguró a Efe una fuente de seguridad iraquí.
La fuente añadió que alrededor de 50 manifestantes han sufrido heridas por asfixia por gases lacrimógenos en la misma protesta .
Los manifestantes piden un cambio de Gobierno al considerarlo corrupto y responsable de la mala gestión de los recursos y problemas económicos del país, sobre todo en el sur rico en petróleo donde la población no se beneficia del oro negro.
Desde el estallido de la revuelta, al menos 371 personas han muerto en las protestas en varios puntos del país, según los últimos datos de la Comisión Iraquí de Derechos Humanos.
EFE