El hallazgo de una serie de tumbas de poderosos y ricos personajes que vivieron en los últimos días del imperio egipcio reaviva el sueño de encontrar los restos de la reina Cleopatra y de su amante, el general romano Marco Antonio.
“Yo creo que estamos muy cerca”, espeta la arqueóloga dominicana Kathleen Martínez, en una entrevista a Efe en Santo Domingo, justo antes de embarcar en un nuevo viaje a Egipto.
En el país de los faraones, Martínez excava desde 2005 en el complejo arquitectónico de Taposiris Magna, cerca de la ciudad mediterránea de Alejandría, en una búsqueda incansable de la tumba de la última faraona, quien, según la historia, se suicidó en el año 30 d.C después de que su amante se desangrara en sus brazos.
UNA NUEVA TUMBA “IMPRESIONANTE”
Martínez revela que, en el interior del complejo, acaba de descubrir un nuevo templo “que va a cambiar enormemente toda la información que se tiene sobre Taposiris Magna”.
Y, a su lado, se ha encontrado una tumba “impresionante” de dos pisos, a la que se llega tras bajar una escalera y pasar por un largo corredor, ambos flanqueados de nichos con momias enterradas ahí para “proteger” la entrada de esta construcción funeraria.
Las momias, encontradas en octubre, están intactas y son las primeras de Taposiris Magna que se encuentran con el cartonaje completo, el fino envoltorio profusamente decorado que recubría las momias de nobles y cortesanos.
La arqueóloga subraya que todo este gran cementerio era de “gente importante, gente muy rica” y contemporánea de Cleopatra, por lo que es un indicio que “va confirmando la teoría de por qué esta gente quiso ser enterrada ahí”.
“Desde que salí a Egipto, yo pienso que esa zona, la zona del templo de Taposiris Magna, pudo haber sido escogido por la reina Cleopatra -y Marco Antonio- para ser enterrada allí. Pero ninguno de la época ptolemaica, que comienza con Alejandro Magno y termina con Cleopatra, ninguno de estos faraones y faraonas ha sido encontrado”, explica.
Uno de los motivos para no haber hallado aún a ningún rey de esos tres siglos son los terremotos que en el siglo III y VII hundieron los palacios de la antigua Alejandría bajo las aguas del Mediterráneo.
PERO QUÉ ES TAPOSIRIS MAGNA
Taposiris Magna es un enorme sitio arqueológico de unos siete kilómetros de longitud donde funcionó, desde el siglo III a.C. hasta el siglo VIII, un gran complejo religioso y un centro comercial de mucha importancia, a cuyo puerto llegaban los barcos directamente desde Grecia.
“Y para esta próxima temporada una de las cosas que estamos proponiendo es que el Gobierno egipcio nos permita hacer la primera exploración marina en busca del puerto marino de Taposiris Magna. Tenemos grandes proyectos para la próxima temporada”, dice Martínez con esperanza.
En el lugar se han encontrado tumbas de personajes de la corte de Cleopatra, como un alto militar o de una sacerdotisa, que fue enterrada con un ibis cubriéndole el rostro, “indicando que era una persona sabia, indicando que era una persona letrada”.
“Sabemos ya que mujeres en el entorno de Cleopatra sabían leer y escribir, eran escribas, cosa que era muy rara. Era muy importante en su tiempo. Raro para una mujer”, apunta Martínez.
UNA REINA EN UN MUNDO DE HOMBRES
La propia Cleopatra fue la primera mujer que estudió formalmente en la Universidad del Musaeum, un importante centro cultural dedicado a las musas, donde adquirió una formación que en aquella época no estaba al alcance de ninguna otra mujer.
“Ella lo que trató de demostrar es que no se trataba de género sino de sustancia y que las mujeres también tenemos un espacio. Y al ser la primera mujer que estudia formalmente, era una intelectual, era filósofa, era médico, era políglota, hablaba nueve idiomas, todos los de su tiempo, era músico, era reina, era madre, era esposa”, enumera.
“Creo que Cleopatra nos abre al mundo que conocemos hoy a las mujeres. Y cuando vemos una mujer que es médico, una mujer que es profesional, tenemos que recordarla”, agrega.
Y ese hecho de ser mujer, en opinión de Martínez, motivó en parte que los romanos trataran de destruir su imagen, ilustrándola como “una mujer lujuriosa, sin ningunas condiciones, que llegó al poder apoyada en sus relaciones con los romanos”.
“También ella fue víctima, víctima del machismo, fue víctima de la misoginia, y cuando se trató de destruir su imagen, también se destruyó su imagen moral. Y esa es una de las cosas en las que tengo tanto interés de rescatar”.
Y basándose tanto en la visión de los historiadores árabes y egipcios, como en las evidencias arqueológicas que ha recopilado en sus excavaciones, Martínez reivindica la figura de Cleopatra para resaltar que fue “un genio”, la mejor reina de la dinastía ptolomaica, en definitiva “una mujer extraordinaria”. EFE