La organización criminal que opera en Sinaloa se ha adaptado a los territorios estadounidenses, donde recientemente fue desmantelada una extensa red de halcones que cruzaba droga de México a Estados Unidos, a través de la Nación Tohono O’odham, al sur de Arizona.
Por Infobae
José Ángel Félix Ramírez, cabecilla del Cártel de Sinaloa en el país vecino, se encargaba de entregar los suministros necesarios a los vigilantes, para que pudieran permanecer en ubicaciones estratégicas, por ejemplo, la cima de una montaña, durante periodos prolongados.
Según la fiscalía de Arizona, los gatilleros utilizaban binoculares, radio y teléfonos celulares de alta potencia para guiar a los mochileros o mulas encargados de traficar la droga.
Las mulas tenían que caminar a través de grandes tramos de la zona desértica, perteneciente a la reserva de los Tohono O’odham, que en su lengua significa “gente del desierto” Éstos también tienen presencia en México, en la entidad de Sonora, donde son conocidos como “Pápagos”.
Por ser una región remota, Tohono O’odham ha sido explorada por los cárteles mexicanos, lo que la pone en la mira de la Agencia Antidrogas de EEUU, que la identificó como un “punto rojo” del trafico de drogas.
Durante la destrucción de la red se informó que fueron capturados 18 narcotraficantes, que podrían pasar un año 10 meses en prisión.
La operación que desintegró al grupo delictivo del Cártel de Sinaloa se denominó “Rocky Top 2”, en la que participaron distintas agencias estadounidenses, incluyendos la DEA y el FBI.
Narco subamarinos: el nuevo método para traficar droga
De acuerdo con la Guardia Costera de Estados Unidos, el tráfico de estupefacientes a través del agua es tres veces mayor del que se da por tierra. En México puede ser una cifra similar o incluso más grande, sin embargo los decomisos por mar son significativamente menores que los que se dan por tierra.
Los submarinos que se utilizan para el trasiego de droga son en su mayoría naves pequeñas y compactas para pasar desapercibidos por las guardias costeras, muchas de ellas incluso de manufactura improvisada.
La mayoría de embarcaciones viaja de países de centroamérica (principalmente Colombia, Guatemala, Honduras y Nicaragua) hacia México para entregar la droga que seguirá su camino por tierra rumbo a EEUU, mientras otras embarcaciones se acercan para cargar combustible y seguir su trayectoria al vecino país del norte.
En la mayoría de embarcaciones las condiciones de viaje son infrahumanas, el espacio tan reducido y falta de aire es una constante que amenaza la vida de sus tripulantes que saben que tal vez no regresen ya sea que los atrapen o incluso puedan fallecer. Pero ante las bajas probabilidades de conseguir una cantidad similar de dinero trabajando en otro sector fomal, ellos argumentan que se ven orillados y deciden arriesgarse.
Los tripulantes de estas embarcaciones son en su mayoría pescadores, que suelen ganar usualmente USD 200 al mes, sin embargo cuando les piden realizar viajes con este tipo de cargamentos, al maquinista le pagan USD 25.000 y a cada marinero 10.000.
La corrupción que impera es lo que mantiene a flote la distribución constante de la droga, incluso que hay cabezas de cárteles que dan la ubicación, el día de traslado y de las rutas que transitarán para que sean atrapados y así rebajen su condena.