“Para uno como cliente es más fácil ver cuánto cuesta en dólares que en bolívares, a veces estás apurado y no te da chance de calcular cuánto es si lo ponen en ‘soberanos”, expresa Melissa Aponte, refiriéndose a la dolarización de facto que se hace cada vez más notoria, incluso en el centro, a pocos metros de las principales instituciones del Estado.
Por Alberto Torres / cronica.uno
La firma Ecoanalítica calcula que, hasta septiembre, por lo menos 50 % de las transacciones en Venezuela se hicieron usando la moneda estadounidense. Crónica.Uno recorrió parte del casco histórico de Caracas y evidenció que hay comercios que ya ofertan en dólares sus mercancías en las vitrinas.
Pese a que no son la mayoría de los establecimientos, empleados de la zona aseguran que es una práctica que se ha ido intensificando dada la “flexibilización” del Gobierno sobre el uso del dólar para concretar transacciones comerciales.
Una estrategia de ventas
Marina Vivas, empleada de una tienda cercana a la Catedral de Caracas, aseguró que la estrategia de las vitrinas busca llamar la atención de los clientes y que “algunas veces funciona”. Marina señala que, si bien los precios los expresan en dólares, el pago no tiene que ser obligatoriamente en esa moneda.
De hecho, en ese comercio todavía predominan los pagos en bolívares. Caso contrario al de una tienda de juguetes aledaña a la plaza El Venezolano, en la que, según uno de los empleados, gran parte de las transacciones se hacen en dólares.
Aunque en esa juguetería no tienen avisos gigantes ni precios exhibidos en las vitrinas, afirma que ya las personas llegan preguntando por el precio en “verdes” pues, a su juicio, manejarse en bolívares se ha vuelto engorroso.
Ofertas en lechugas
En una reconocida tienda por departamentos del centro de Caracas, por ejemplo, las metas diarias ahora las calculan directamente en dólares y logran vender entre 1000 y 2000 dólares, dependiendo del día.
El “boom” del uso del dólar ha originado, a su vez, ciertas ofertas como “todo en $1”, “un producto por $5, dos por $8” o el famoso “uno en Bs. 15 y tres por un dólar” que gritan buhoneros en las aceras del centro y en los vagones del Metro.
Otros, sin embargo, son más precavidos a la hora de exponer sus precios en divisas, por temor a posibles represalias gubernamentales.
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