Cientos de kilómetros de atascos y una pesadilla con el transporte público en París marcan este lunes el quinto día de la huelga en Francia contra la reforma de las pensiones impulsada por el presidente Emmanuel Macron, que enfrenta una prueba de fuego para su proyecto.
La huelga en los transportes volvió a crear caos el lunes, sobre todo en París, donde la mayoría de líneas de metro seguían cerradas y los trenes suburbanos circulaban a cuentagotas.
Nueve de las 15 líneas del metro de la capital francesa estaban cerradas y sólo dos, completamente automatizadas, es decir que circulan sin conductor, funcionaban normalmente.
“Hay aún menos transportes que la semana pasada… El viernes pude tomar un autobús para ir a trabajar pero hoy es imposible”, suspiraba Raffaella, una funcionaria pública que esperaba poder subirse a un autobús junto a varias decenas de personas.
Ante la falta de transportes públicos, y con una mañana de fuertes lluvias, muchos no tuvieron otra opción que tomar sus vehículos lo que creó más de 600 kilómetros de atascos en la región parisina hacia las 08H30 locales, tres veces más de lo normal.
Asimismo, siete de los 25 depósitos de autobuses parisinos amanecieron bloqueados por huelguistas por lo que apenas un tercio de los buses que circulan en tiempo normal en París pudieron salir a las calles.
Y no se espera ninguna mejora para el martes, día en el que los sindicatos convocaron una nueva jornada de huelgas y manifestaciones, tras el éxito de la primera jornada que el jueves pasado sacó a 800.000 personas a las calles.
– Macron bajo presión –
Bajo presión máxima, el ejecutivo tiene previsto presentar el miércoles su reforma, de la que por le momento solo se conocen las grandes líneas.
Antes de eso, el alto comisionado, Jean-Paul Delevoye, quien redactó la reforma, se reunirá con los sindicatos el lunes por la tarde para tratar de salir del estancamiento.
Pero los sindicatos están determinados a mantener el pulso. “No cederemos hasta que retiren” la reforma, en la que “no hay nada bueno”, prometió Philippe Martinez, el secretario general de la CGT, una de las principales centrales del país, Philippe Martinez.
El ejecutivo defiende la creación de un “sistema universal” de pensiones, por puntos, que remplazará a partir de 2052 a los 42 regímenes de pensiones actuales.
Para el gobierno se trata de un sistema “más justo” pero quienes se oponen a él — casi la totalidad de los sindicatos y la oposición de izquierda — temen una mayor “precariedad” para los futuros jubilados.
El plan busca “salvar al sistema social francés, y no desmantelarlo, como se ha caricaturizado”, defendió un miembro cercano del gobierno.
Según una encuesta publicada el domingo, el 53% de los franceses apoya la huelga o expresa simpatía por sus demandas, lo que representa un aumento de seis puntos en una semana.
– Preocupación en el comercio –
La prolongación de la huelga inquieta a los comerciantes, que hasta aquí habían previsto un impacto moderado, pero que ahora temen un agravamiento con bloqueos de vías y escasez de combustibles en plenas fiestas de diciembre.
El primer día del paro ya provocó una caída promedio de 30% en las ventas, según la Alianza de Comercio, que representa a 27.000 supermercados y tiendas de ropa y calzado con casi 200.000 trabajadores.
Esa patronal manifestó su preocupación por los efectos que la prolongación de las medidas de protesta –en especial en el transporte– pueden tener sobre el comercio minorista.
Ese sector viene sufriendo desde hace un año los efectos de las protestas cada sábado –con manifestaciones y cortes de carreteras– de los “chalecos amarillos” que critican los planes económicos del gobierno.
“Un segundo golpe en 2019 puede ser mortal para muchos” pequeños y medianos comercios barriales, advirtió el viernes Alain Griset, presidente de la Unión de Empresas de Proximidad.
El turismo también se ha visto afectado por la movilización. La Unión de actividades hoteleras constataron en la región parisina una caída de 30 a 40% en las reservaciones en el primer día de huelga. AFP