Gina Certoma tiene 23 años y más del 60% de su cuerpo quemado. Su expareja le tiró alcohol y la prendió fuego el 2 de enero de 2017. A horas de la sentencia, se animó a contar el terror que padeció. También, habló de cómo logró llevar a juicio al hombre acusado de tentativa de femicidio: Ezequiel Fariña.
Por: TodoNoticias
Se conocieron cuando ella tenía 15. La relación duró poco más de un año. Después de 4 años de haberse separado volvieron a verse y decidieron convivir. A los tres meses de vivir juntos, Ezequiel empezó a maltratarla y golpearla. “Me insultaba, me dejaba moretones y me decía que le arruiné la vida”, cuenta la joven que ahora tiene 23 años. “Una vez chocó el auto, vino a casa y se desquitó conmigo. Yo tenía moretones visibles, pero si me preguntaban desviaba la respuesta o no decía nada”, explica.
El año nuevo de 2017, Gina pasó la noche con la familia de Ezequiel. Hubo discusiones y maltratos hasta que volvieron a la casa. Al otro día Ezequiel siguió con los golpes y los insultos contra su novia. “Esa noche me obligó a dormir con él. Tenía un cuchillo arriba de la mesa de luz y me despertaba a cada rato golpeándome con la almohada o pegándome patadas”, detalla.
Al día siguiente, cuando se levantaron, él la mandó a cambiar agua de bidones y minutos después empezó a insultarla porque decía que se había equivocado. Gina no aguantó más y fue a la habitación a juntar las cosas para irse a la casa de sus papás. Él la siguió con un frasco de alcohol y un encendedor.
Primero Ezequiel hizo una línea de fuego en el piso para que Gina no saliera de la habitación. Ella lo apagó y salió. Pero antes de llegar a la puerta de la casa la empujó contra una heladera, le gritó “te voy a matar”, le tiró alcohol y la prendió fuego. “Como pude fui al baño corriendo, abrí la ducha y me arranque la ropa. El agua me barría la piel y me quedaba colgando”, cuenta Gina. “Él quiso sacarme de abajo del agua y yo lo eché. Cuando escuché la puerta, salí corriendo”, dice.
Una vecina la ayudó y la llevó a su casa cubriéndola con una toalla. La mujer declaró en el juicio que cuando le reclamó a Ezequiel por lo que había hecho él le respondió: “Es mi mujer y con ella hago lo que quiero”. Ezequiel quedó detenido. Gina pasó 4 meses en el hospital y sigue yendo a médicos y sometiéndose a cirugías. No puede estar al sol, no puede tener hijos y no le gusta salir a la calle por cómo la miran. Aún así sigue luchando, estudia y quiere trabajar. “Me va a hacer bien volver a relacionarme con gente”, dice.
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