El general retirado Humberto Ortega, hermano menor del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, le pidió este miércoles que libere a los -al menos- 168 opositores que se encuentran detenidos en el marco de la crisis que vive el país desde hace casi 20 meses y que ha dejado cientos de muertos y decenas de miles en el exilio.
“Hoy urge pasos sabios y firmes, justos que superen la crisis tan dolorosa que desde abril del año pasado todos padecemos, siendo el primero, al calor de estos días navideños de tanto fervor cristiano, que el Gobierno apele a mecanismos legítimos que permitan a los prisioneros de esta crisis política estar libres”, abogó Humberto Ortega en un campo pagado publicada en el diario La Prensa.
El que fuera comandante en jefe del extinto Ejército Popular Sandinista (EPS), de 1979 a 1995, consideró que “esta justa decisión dará ánimo para la lucha cívica y electoral lejos de la violencia y la destrucción, libertad plena que critica el poder establecido, el autoritarismo, ir recuperando la economía”.
“Y así gane quien gane las (próximas) elecciones pueda con menos dificultades convocar un Acuerdo Nacional que sustente debidamente su programa de gobierno”, continuó.
Humberto Ortega, quien fue uno de los nueve “comandantes” de la revolución sandinista, que tomó el poder mediante las armas en julio de 1979 tras derrocar al entonces presidente y dictador Anastasio Somoza Debayle, señaló que, en estos momentos, su hermano “tiene la oportunidad para un gesto justo hondamente humanista, agilizando trámites para la libertad de los encarcelados”.
Hace un año, el presidente Ortega acusó a su hermano menor de ser un peón de la “oligarquía” y del “imperio”, en alusión al gran capital y a Estados Unidos.
En esa ocasión, el mandatario aseguró que tras la derrota electoral de los sandinistas, en 1990, cuando él también gobernaba, su hermano “simplemente decidió pasarse al lado de los que habían ganado las elecciones y convertirse en un peón de la oligarquía y del imperio”.
En el marco de la crisis que vive Nicaragua desde abril de 2018, el general retirado se ha pronunciado a favor de adelantar las elecciones presidenciales de 2021, a fin de encontrar una salida a la situación del país.
Nicaragua vive una crisis social y política que ha generado protestas contra el Gobierno de Ortega y dejado un saldo de entre 328 y 651 muertos, según organismos de derechos humanos locales y extranjeros, mientras que el Ejecutivo cifra en 200 los fallecidos.
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han responsabilizado al Gobierno de “más de 300 muertos”, así como de ejecuciones extrajudiciales, torturas y otros abusos contra los manifestantes y opositores.
Ortega ha negado las acusaciones y ha asegurado que se trata de un intento de “golpe de Estado”.
Las manifestaciones contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, se iniciaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario que lleva 12 años consecutivos en el poder. EFE