El Rey Felipe VI concluirá esta tarde las consultas a los 18 partidos políticos que han participado en la ronda, y se encontrará ante una situación inédita en la democracia: proponer a un candidato (Pedro Sánchez) que aspira a gobernar con el apoyo de un partido antisistema y antimonárquico (Podemos) y otro separatista y republicano (ERC), cuyo líder está en prisión condenado por sedición y malversación.
Por Almudena Martínez-Fornés / ABC de España
La hostilidad de ERC hacia el Jefe del Estado ha llegado hasta el extremo de que no ha acudido a ninguna de las ocho rondas de consultas convocadas por el Rey, al que dice no reconocer como interlocutor legítimo. A pesar de ello, ERC consiguió arrancar ayer a un PSOE necesitado de su apoyo un comunicado conjunto en el que ambos expresaban su «reconocimiento institucional mutuo». Una muestra más de deslealtad, que se suma al hecho de que ambos partidos convocaran una reunión para negociar apoyos y contrapartidas a la vez que el Rey celebraba las consultas.
La decisión del Jefe del Estado se conocerá a partir de las 18.15 horas de esta tarde, que es cuando el Rey ha citado a Sánchez en La Zarzuela. De esta forma, Don Felipe dará cumplimiento al artículo 99 de la Constitución, según el cual, «el Rey propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno» previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria.
Si finalmente Don Felipe propone al líder socialista como candidato a presidente del Gobierno, Sánchez no tendrá ningún límite temporal para negociar apoyos y someterse a una votación de investidura, ya que ni la Constitución ni el Reglamento del Congreso establecen plazos para ello. Por tanto, este vacío legal permitirá a Sánchez seguir gobernando en funciones de manera indefinida, aunque ya lleva haciéndolo 227 días.
La convocatoria de la sesión de investidura corresponde a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, según el artículo 170 del Reglamento de la Cámara Baja, que establece lo siguiente: «En cumplimiento de las previsiones establecidas en el artículo 99 de la Constitución, y una vez recibida en el Congreso la propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno, el presidente de la Cámara convocará el pleno».
En los primeros cuarenta años de democracia, durante el bipartidismo, el tiempo transcurrido entre la propuesta del Rey y la investidura del candidato era muy reducido. No obstante, tras la fragmentación del Parlamento, los plazos se ampliaron. De hecho, Mariano Rajoy tardó 36 días en someterse a una sesión de investidura (fallida) después de que el Rey le propusiera como candidato en julio de 2016, y solo cuatro días en la sesión de investidura que se celebró en octubre y en la que sí obtuvo la confianza de las Cámaras. No obstante, el record lo tiene Pedro Sánchez, quien tardó 49 días en someterse a la votación del Congreso después de que Don Felipe le propusiera como candidato en la ronda del pasado 6 de junio tras las elecciones del 28-A.
Además, mientras no se produzca una investidura fallida, no arrancará el contador de dos meses para convocar nuevas elecciones.