Cuba estudiará desde este viernes la posibilidad de retirar el derecho a recibir la cuota mensual de alimentos subsidiados a los ciudadanos que permanezcan fuera del país por largos periodos, en un esfuerzo por ahorrar gastos al Estado.
La canasta familiar cubana vende productos básicos como arroz, aceite, pan y huevos a precios simbólicos y se distribuye a través de una cartilla de racionamiento, conocida en la isla como “libreta de abastecimiento”, un anacronismo convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza para el Gobierno por su alto costo.
Este subsidio es aún imprescindible para los sectores de menores ingresos en el país y en las constantes crisis de desabastecimiento se convierte en la única vía de suministro constante de algunos alimentos.
Muchos de los miles de emigrados cubanos dejan su “libreta” a sus familiares o amigos en la isla, que siguen recogiendo los productos que corresponden a las personas que ya no están en el país.
CASO A CASO
La propuesta fue aprobada este viernes en la última reunión plenaria de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), cuando una diputada de La Habana pidió estudiar “la posibilidad de que las personas que salen del país por un tiempo largo no sigan recibiendo la canasta básica familiar normada, pues implica grandes gastos (al Estado)”.
La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, respondió que ya han evaluado propuestas similares y coincidió en que deben emitir nuevas normas que definan el término mínimo para causar baja en el “registro de consumidores”, una lista que controla los núcleos familiares y su composición.
Díaz insistió no obstante en que hay que actualizar el procedimiento teniendo en cuenta los motivos de las estancias prolongadas fuera del país.
“Hay quien sale de misión y no siempre es por motivos recreativos”, dijo en referencia a los profesionales que Cuba envía a trabajar a otras naciones.
Cada familia recibe una “libreta”, donde se anotan sus integrantes y los alimentos a recibir. El jefe de núcleo o cabeza de familia registrado es quien tiene hasta ahora la potestad para decidir las altas o bajas en el documento.
Este procedimiento ha permitido que miles de cubanos que han emigrado o pasan largos tiempos fuera de la isla continúen recibiendo el subsidio, con el consiguiente gasto para las arcas del Gobierno, que busca maneras de ahorrar en medio de una de las peores crisis en las últimas décadas.
ANACRONISMO ÚTIL
Símbolo de la escasez de alimentos y las dificultades económicas en Cuba, la libreta de abastecimiento entró en vigor oficialmente en 1962 y en sus inicios incluía también, junto a los alimentos, productos de aseo, cigarrillos y habanos.
Con las reformas económicas impulsadas por el expresidente Raúl Castro para “actualizar el modelo socialista cubano”, la libreta “adelgazó” y hoy solo se puede comprar con ella frijoles, azúcar, pollo, huevos, arroz, aceite, sal, pastas y pan, a un costo total que no llega a los 2 dólares por persona.
Aunque la cantidad de alimentos también se ha reducido con los años, la canasta familiar sigue siendo una “ayuda” bien recibida en un país donde el salario medio estatal no llega a los 45 dólares.
En 2011, el Gobierno propuso su eliminación ordenada y advirtió que la cartilla favorecía “tanto al ciudadano necesitado como al no necesitado”, a la vez que propiciaba “prácticas de trueque y reventa” y “un mercado subterráneo”.
Luego, decidió que la desaparición de la libreta sería “gradual”, pero por el momento se mantiene.
Cuba gasta unos 2.000 millones de dólares al año en importar el 80 % de los víveres que consume.
EFE