Sectas, drogas, abusos y violencia: Las infancias más traumáticas de las estrellas de Hollywood

Sectas, drogas, abusos y violencia: Las infancias más traumáticas de las estrellas de Hollywood

 

Una popular frase asegura que infancia es destino, pero en el mundo de Hollywood abundan los casos de estrellas que lograron sobreponerse al oscuro panorama que la vida cernía sobre ellos en sus primeros años, para alcanzar la fama.

Así lo reseña infobae.com

La ganadora del Óscar, Charlize Theron, se abrió hace pocos días ante el micrófono de la NPR (la radio pública de Estados Unidos) y contó detalles de cómo fue su infancia con un padre alcohólico y violento, que terminó con su propia madre asesinándolo. Si bien el hecho ya se conocía, nunca antes ella se había explayado sobre ese evento traumático que marcaría su vida. Era junio de 1991 y Theron tenía 15 años. Esa noche se liberó de la pesadilla de vivir con un hombre violento y alcohólico como lo era su padre.

“Mi padre estaba tan borracho que no debería haber podido caminar cuando entró a la casa con una pistola. Mi mamá y yo estábamos en mi habitación apoyadas contra la puerta porque él estaba tratando de empujar la puerta para abrirla”, relató.

En medio del terrible escenario ocurrió un milagro. El hombre se alejó de la puerta y le disparó en tres ocasiones para abrirla: ninguna de las balas impactó en Charlize o su madre.

Y fue en ese momento que Gerda, la madre, -quien también portaba un arma- disparó como respuesta y mató a Charles. “Fue en defensa propia, terminó con la amenaza”, recordó Theron en la misma charla.
“No me da vergüenza hablar de eso, porque creo que cuanto más hablamos de estas cosas, más nos damos cuenta de que no estamos solos en nada de eso. Creo que, para mí, esta historia siempre se ha tratado sobre crecer con adictos y lo que eso le hace a una persona”, añadió Charlize.

Y es que al igual que ella, otras figuras consagradas de Hollywood debieron sobreponerse a infancias adversas, plagadas de drogas, violencia y abusos.

Así lo recordó Demi Moore en su libro de memorias, publicado hace unas semanas.

Cuando Demi se convirtió en un símbolo sexual de Hollywood había superado ya una etapa de adicción de las drogas y un divorcio, pero -sobre todo- se había alzado en medio de las cenizas de una infancia marcada por el abandono de su padre biológico y la violenta relación entre su madre y el hombre alcohólico que la crió como su papá.

Uno de los momentos que marcó la vida de la pequeña Demi fue cuando ayudó a su madre a que vomitara las píldoras que había consumido en un intento de suicidio.

“Lo siguiente que recuerdo es estar usando mis pequeños dedos de niña para extraer las píldoras que mi madre había tratado de tragar de su boca mientras mi padre la mantenía abierta y me decía qué hacer. Algo muy profundo dentro de mí cambió, y nunca retrocedió. Mi infancia había terminado”.

Bajo la sombra de una secta

Nacieron en la misma familia, pero no fue igual su destino. River fue el primogénito entre los Bottom (que años después cambiarían su apellido a Phoenix, como el ave que renace de sus cenizas), una familia que vivía bajo la influencia de la secta Los Hijos de Dios.
“A una edad temprana, River hacía cola en las esquinas, haciendo proselitismo para el culto. Pero si no llevaba suficiente dinero al final de día a casa, su familia no comía”, relató Gavin Edwards en el libro Last Night at the Viper Room: River Phoenix and the Hollywood He Left Behind.

Cuatro años después del nacimiento de River llegó a la familia Joaquin, quien sufrió también de la pobreza en su hogar.

Los padres, Arlyn y John, comenzaron a alejarse del culto cuando notaron turbios detalles que incluían el amor libre y el sexo entre miembros, incluidos menores de edad. (River reveló que su primer contacto sexual ocurrió cuando tenía cuatro años).

Una vez que cortaron nexos con la secta, Arlyn consiguió un trabajo de secretaria en la NBC, lo que cambiaría para bien el panorama de la familia.
Gracias al trabajo de su madre, River pudo conseguir sus primeros papeles en Hollywood, donde pronto fue visto como el joven más prometedor de su generación, pero los demonios nunca lo abandonaron y en 1993, con sólo 23 años, murió por una sobredosis a las afueras del club Viper Room.

Su muerte impactó de manera especial a Joaquin, quien entonces tenía 19 años y comenzaba a despuntar en Hollywood.

Durante un par de años Joaquin no quiso saber más del cine, pero decidió regresar y consolidar, al paso del tiempo, una carrera como destacado actor que, parece. será coronada gracias a su papel de “Joker”.

La triste infancia de un sex symbol

Entre las estrellas que lograron brillar tras una infancia oscura, quizás el caso más representativo sea el de Marilyn Monroe.
El famoso símbolo sexual de Hollywood pasó su infancia entre hogares adoptivos y orfanatos debido a la ausencia de su padre y al inestable estado mental de su madre, Gladys.

La mujer era incapaz de hacerse cargo de Norma Jean (el verdadero nombre de Marilyn) tanto mentalmente como económicamente, así que la dejó con otra familia hasta que la pequeña cumplió siete años. En 1933 Gladys intentó tener una nueva vida con su hija y aunque el panorama parecía alentador cuando la mujer compró una casa para compartir con Marilyn, llegó la primera de sus crisis mentales y la pequeña pasó a estar bajo tutela del estado.

Tras un peregrinar por varios hogares, sin que Gladys consintiera que alguna familia adoptara a Marilyn, la pequeña regresó a vivir con su madre y con su nuevo esposo “Doc”, quien trató de abusar de ella.
Cuando Norma Jean tenía 16 años ya había pasado por otros hogares de parientes donde también sufrió de abuso sexual.

Para escapar de ese infierno, Norma Jean decidió casarse con Jim Dougherty, el hijo de un vecino, pero se divorciaron en 1946, el año en que ella comenzó a llamarse Marilyn Monroe y nació el mito.

Una infancia entre el crimen

Leighton Meester, la famosa Blair Waldorf de Gossip Girl, nació en 1986 mientras su madre, Constance, purgaba una condena en prisión por ayudar a enviar marihuana de contrabando fuera de Jamaica.

La actriz se encargó de aclarar en varias ocasiones que nació en un hospital y no en prisión, pero lo cierto es que después de dar a luz, Constance tuvo que cumplir con los 16 meses que restaban de su condena y Leighton fue enviada con su abuela hasta que su madre salió libre.
Sus padres se divorciaron poco después, pero Leighton no guarda resentimientos. “Mi familia tiene una historia loca. Probablemente la más loca que haya oído. Mi madre vivió mucho antes de que yo naciera y no puedo juzgarla por eso. Ella y mi papá son buenas personas. Podría haber resultado mucho peor”, reconoció Meester, quien cambió su destino cuando comenzó a modelar y se trasladó, siendo adolescente, a Los Ángeles para buscar papeles en Hollywood.

El éxito le llegó, pero no terminaron del todo sus problemas familiares. En 2011 demandó a su madre porque se gastó el dinero que le enviaba para los cuidados médicos de su hermano Lex en cirugías plásticas, botox y extensiones de cabello.

Un barrio difícil

“Mi madre y yo vivimos entre Hollywood y Western, una esquina llena de prostitutas. Era aterrorizante. He visto a gente tener sexo en callejones. Recuerdo que tenía cinco años, cuando un tipo con un impermeable, unas agujas y crack me arrinconó”, así recordó Leonardo DiCaprio la infancia que lo marcó, pues ya de pequeño se prometió que no tendría una vida como de la gente que veía en las calles.

“Ver la devastación en mi barrio, ver a adictos a la heroína… me hizo pensarme dos veces meterme en la drogas”, reconoció.

Sus padres se divorciaron cuando él tenía apenas un año y las privaciones económicas fueron una constante en su infancia, lo que quizás forjó su carácter y la manera de llevar su carrera.

Si bien suele acaparar portadas por sus romances con modelos, no es fácil recordar algún escándalo en el que haya estado involucrado por “noches locas” o excesos y, desde hace años, está comprometido con el cuidado del medio ambiente.

Violencia doméstica

Nacida en los años 60, Halle Berry no sólo tuvo que soportar las burlas despiadadas de la gente alrededor por ser hija de una mujer blanca y un hombre negro, también enfrentó el abandono de su padre cuando tenía sólo 4 años y la complicada situación económica en casa, pues su madre tenía que trabajar horas extra como enfermera para mantenerlas a ella y a su hermana.

“Soy víctima de violencia doméstica. No estaba casada con un hombre que me golpeara, pero mi madre sí”, recordó en una gala.
Berry tenía sólo cinco años cuando atestiguó por primera vez el abuso de su padre, que golpeaba “día tras día” a su madre. La pequeña vio como su madre caía por las escaleras después de ser pateada y también cómo la golpeaban con una botella de vino en la cabeza.

Su padre, alcohólico y violento, reaparecía de manera intermitente en su vida, aterrorizando a Halle, su madre y su hermana, hasta que en 1976 una orden de restricción, después de haberlas golpeado, terminó con el infierno.

Una pesadilla

A Johnny Depp, hoy uno de los grandes de Hollywood, la música le permitió “escapar” de su oscura infancia, en medio de una violenta familia donde no sabía qué podría ocurrir en un día normal. “Nunca sabias que vendría después. Podía ser un cenicero lanzado hacia tu cabeza o un zapato. Mi padre era bueno con el cinturón. Eran otros tiempos. Hacían lo que creían que era mejor”, recordó en una entrevista hace algunos años.
“Cuando descubrí una guitarra, desde ese momento en adelante, no tengo ningún recuerdo de la pubertad. Ninguna. Porque literalmente me encerré en mi habitación y presté atención a los registros, y aprendí cosas”.

El oscuro camino

Oprah Winfrey es hoy una de las grandes figuras en la televisión de Estados Unidos, pero antes de llegar a la cima tuvo que trabajar muy duro y sobreponerse a una infancia en donde la violencia y los abusos eran una constante.

La pequeña Oprah fue molestada por parientes y a los 14 años resultó embarazada debido a la violación de su tío.
“Toqué el punto más bajo”, recordó en una entrevista con The Hollywood Reporter. “Quedé embarazada y lo escondí. Traté de matarme. Pensaba que no había otra manera que matarme. Estaba planeando cómo hacerlo. Si hubiera tenido Internet no estaría viva porque ahora sólo buscas en Google cómo hacerlo”.

Cuando Oprah sufrió un aborto tomó como mantra las palabras de su padre, acerca de que aquello era una “segunda oportunidad” para ella y desde entonces puso todo su empeño en superarse.

Una infancia poco convencional

Cuando Drew Barrymore tenía sólo 11 meses sus padres lograron que fuera elegida para un comercial y su carrera logró un paso importante a los 7 años, cuando actuó en la legendaria E.T. Pero con un padre alcohólico y una madre a la que le gustaba la fiesta, tuvo una infancia poco habitual.

Después de que sus padres se divorciaron, la madre de Drew – de entonces 9 años- comenzó a llevarla a clubes nocturnos unas cinco veces por semana y fue ahí cuando la pequeña comenzó a socializar con hombres mayores y consumir drogas.
A los 13 años su adicción la llevó a pasar un año y medio en una institución mental en la que su madre apenas la visitó.

“Realmente no sabía cómo sentirme acerca de mi madre durante muchos años. Era muy doloroso tener sentimientos encontrados acerca de la mujer que te dio a luz”, reconoció Drew, quien a los 14 años se emancipó de sus padres y comenzó a vivir sola.

La música como cura

Christina Aguilera tenía cuatro años cuando su madre la encontró con el rostro ensangrentado porque “papi quería tomar una siesta y yo hice mucho ruido”.

La violencia fue una constante en la infancia de la estrella pop, quien lo único que deseaba era sentirse segura lejos de su padre.
“El dolor en casa es de donde viene mi amor por la música”, reveló en una entrevista con E! News y una vez que su madre dejó a su padre y se la llevó a vivir con su abuela, la vida de Christina pudo cambiar.

El caso de Rihanna

La cantante ha disfrutado el dulce sabor del éxito, pero también lo amargo del dolor de una infancia, en su natal Barbados, junto a un padre adicto al crack.
De pequeña, Rihanna atestiguó la caída de su padre en la adicción. En su punto más bajo, Ronald Fenty, dejaba parafernalia para el consumo de sustancias por toda la casa y pronto el dinero empezó a faltar incluso para comprar comida.

“Cuando era una niña entendí que mi mamá y papá peleaban porque había papel aluminio en el cenicero”, recordó en una entrevista con Mirror hace más de una década.

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