José Miguel Farías, asesor de inversiones certificado y director de Finanzas de Rendivalores, señaló que tanto en renta fija como en variable, la masificación es un objetivo prioritario y estratégico, de manera que las operadoras bursátiles han asumido riesgos para restablecer una relativa profundidad en el mercado.
Rendivalores creó un fondo mutual, con la idea de que permita el acercamiento de muchos inversionistas individuales, en un mercado que ha ido derrumbando sus barreas.
«Los inversionistas deben tener capacidad de ahorro en una economía tan distorsionada como esta, pero lo cierto es que solo 15% de la población puede invertir», reconoce Farías, pero eso no significa un techo bajo, si se ve el vaso medio lleno.
«Hay un número reciente. Nosotros comparamos la cantidad de subcuentistas que tienen cuentas abiertas en la Caja Venezolana de Valores con el número de personas inscritas en el Registro Nacional Electoral, y encontramos que había 65.000 inversionistas registrados en la CVV contra más de 20 millones de electores registrados, eso significa que 0,32% de la población ha invertido en el mercado», apunta las cuentas.
En estados unidos la proporción de la población activa que invierte en el mercado de valores, especialmente en renta variable, es más de 50%, aunque se trata de una demanda estimulada por los fondos de retiro y otros entes institucionales que hacen que el mercado se masifique.
«Eso aquí no es posible. Este puede ser un ejemplo odioso y fuera de contexto, pero a mi eso no me preocupa, sino que plantea una gran oportunidad de expansión, en un mercado que, con un contexto adecuado, puede ser prácticamente ilimitado como fuente de rentabilidad y como fuente de fondos para las empresas; por ejemplo, los migrantes pueden abrir cuentas con un apoderado en Venezuela, pero si eres extranjero no. Tienes que ser venezolano para invertir. El sistema es muy lento y burocrático, hay que usar tecnología para facilitar las órdenes, no puede ser que haya procedimientos engorrosos en pleno siglo XXI», hace el recuento de limitantes y solo señala algunas entre un buen cúmulo.
Las perspectivas para este año son buenas dentro de lo que cabe. El proceso virtuoso de reconstrucción de un mercado que, quizás, es el único caso donde los actores gubernamentales y los privados parecen entenderse bien y estar estratégicamente alineados. Eso ya es una ganancia.
«Hay que establecer la visión financieramente razonable sobre el mercado de capitales, que es el vehículo adecuado para obtener financiamiento de largo plazo, mientras la banca atiende el corto. Es la primera lección que debemos aprender», apunta José Miguel Farías.