De acuerdo a lo dicho por médicos y pacientes, en estos momentos la gran mayoría de medicinas que se consumen en ambulatorios provienen de China.
Por Osman Rojas | LA PRENSA de Lara.
“Con el tema del bloqueo económico se han buscado alternativas para mantener la dotación en los hospitales”, dijo el doctor Javier Cabrera, secretario de Salud en el estado, cuando se le preguntó por el suministro de insumos y medicamentos a los centros públicos.
Los medicamentos que son traídos del gigante asiático son por lo general los que eran distribuidos por casas comerciales que tienen alguna especie de relación comercial con Estados Unidos. “El problema es que, luego del bloqueo económico, las empresas que tienen relación con Estados Unidos no nos venden por miedo a ser sancionadas”, explicó.
Este apartado no sólo aplica para tratamientos, pues algunas piezas como los repuestos de los resonadores instalados en el Servicio Autónomo de Oncología (SAO) no han sido adquiridas porque la empresa está en Norteamérica. “Es algo que nos limita en muchos aspectos. Se hacen los esfuerzos para salir adelante”, confesó Cabrera.
Aunque el Gobierno trae los medicamentos de países como China o Rusia para aliviar una necesidad, la estrategia no es bien vista por parte del gremio farmacéutico que consideran que la soberanía farmacológica es violada al no haber un control de los medicamentos que ingresan al país.
Omar Álvarez, presidente del Colegio de Farmacéuticos en el estado Lara, ve con preocupación el uso de estos medicamentos, pues asegura que no hay forma de saber qué es lo que están tomando los enfermos.
“Que se traigan medicinas de China o Rusia nos deja mal parados porque no sabemos si esos medicamentos pueden generar una reacción adversa al paciente. Estamos tomando cosas para salir de la emergencia, pero no se están respetando los pasos sanitarios”, dijo.
La denuncia del doctor ha sido secundada por Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven), quien asegura que este es un problema de salud pública, pues hay consumo y comercialización de medicinas dentro del territorio nacional sin ningún tipo de aprobación sanitaria.