Miami-Dade ha cerrado tres pozos cerca del Aeropuerto Internacional de Miami y está monitoreando a otros tres luego de que el agua excediera las pautas federales para productos químicos vinculados a la espuma contra incendios y otros contaminantes potenciales.
El agua potable producida por las plantas del condado alimentadas por los pozos no ha provocado problemas de salud y los niveles de esas sustancias en las plantas aún muy por debajo de los estándares establecidos por la Agencia Federal de Protección Ambiental, dijo Doug Yoder, subdirector del Departamento de Aguas y Alcantarillado de Miami-Dade.
El problema radica en una parte de los pozos que abastecen las plantas de agua de Hialeah y Preston en el área de Hialeah al norte del aeropuerto, dijo Yoder, donde la espuma se ha utilizado durante años en operaciones de entrenamiento y rescate.
“Cuando se usó la espuma y luego se lavó, esta penetró el suelo, los desagües pluviales y el agua subterránea”, dijo Yoder. “Es bastante evidente que en el aeropuerto ha habido un problema”.
Yoder dijo que el condado está considerando la instalación de filtros u otras opciones de tratamiento cuya construcción podría costar decenas de millones de dólares. También existe la opción de tratar la fuente del problema en el aeropuerto y encontrar la contaminación que causa que el químico se filtre en el agua subterránea.
“Realmente hay que analizarlo todo para ver cuál será la forma más rentable de manejar este problema”, dijo.
La respuesta a la contaminación del agua subterránea ha estado en marcha desde el verano, y se reveló indirectamente en la legislación presentada este mes vinculada a una posible demanda del condado contra las compañías químicas que producen las sustancias.
Tres de los 23 pozos que sirven a la planta de Hialeah se cerraron en agosto después de lecturas preocupantes para sustancias de perfluoroalkilo y polifluoroalkilo, una familia de productos químicos mejor conocida como PFAS.
Han sido un problema para los sistemas de agua en Florida y en todo el país, ya que las agencias reguladoras abordan las crecientes preocupaciones sobre los riesgos para la salud relacionados con los productos químicos.
Conocidos como “productos químicos permanentes”, los PFAS se encuentran en artículos cotidianos como envoltorios de comida rápida, utensilios de cocina de teflón y repelentes de manchas en la tapicería.
Sus concentraciones más altas vienen en usos industriales, como la espuma contra incendios que se usa a menudo en aeropuertos e instalaciones militares donde hay grandes cantidades de combustible. La exposición extensa a las sustancias se ha relacionado con mayores riesgos de cáncer y defectos de nacimiento, aunque los químicos son lo suficientemente comunes como para que la mayoría de las personas hayan estado expuestas a ellos.
La EPA aún no tiene una regla firme sobre cuánta sustancia PFAS puede admitirse en el agua potable, pero mantiene un “nivel de asesoramiento de salud” de .070 partes por millardo (mil millones). Algunos defensores de la salud e investigadores ven ese umbral como demasiado alto, y 10 estados han implementado o se están preparando para implementar sus propios estándares.
Florida no tiene su propio estándar, y Miami-Dade dijo que usa la directriz de la EPA federal para su criterio sobre la contaminación por PFAS.
Los problemas de los pozos han incluido a Miami-Dade en una lista creciente de gobiernos que monitorean la contaminación por PFAS y consideran entablar demandas contra las compañías químicas para pagar por su limpieza. Las firmas de abogados están contratando cabilderos para alentar a los gobiernos locales y estatales a demandar a Dupont, 3M y otros fabricantes. Michigan presentó su demanda este mes.
La contaminación por PFAS en el agua potable es generalizada y detectable en todos los suministros de agua alimentados por aguas superficiales en Estados Unidos, según el Grupo de Trabajo Ambiental (Environmental Working Group). En un estudio realizado el año pasado, el Grupo de Trabajo Ambiental concluyó que más de 610 fuentes de agua potable en 43 estados contenían niveles potencialmente peligrosos de PFAS.
Según los registros del condado, dos de los pozos cerrados en la planta de Hialeah registraron aproximadamente el doble del estándar de la EPA en las muestras más recientes tomadas en noviembre. Uno registró una lectura de .184 partes por millardo, y una .182 partes por millardo. Un tercero midió .124 partes por millardo.
La planta regional de Hialeah tiene suficiente agua proveniente de los pozos restantes para continuar suministrando negocios y hogares conectados a la instalación. Esta es una de las cuatro plantas principales de agua del condado y está conectada a tuberías que sirven a los clientes en el norte de Miami-Dade.
Si bien los pozos mostraron lecturas problemáticas, el agua potable de la prueba de Hialeah estaba muy por debajo de los niveles de la EPA, alrededor de 0.04 partes por millardo, según un resumen del condado. La cercana planta de Preston, también vinculada a algunos pozos con lecturas químicas más altas, se probó aún más bajo, a .026 partes por millardo.
Junto con los tres pozos, Miami-Dade está estudiando otros pasos para tres pozos que registraron niveles de PFAS justo por encima de los estándares de la EPA. Debido a que los pozos en cuestión están relacionados con otros pozos, a los ingenieros les preocupa que al cerrarlos la llamada “pluma” de contaminación siga el flujo natural del agua subterránea hacia el sur y contamine más pozos, dijo Yoder.
Dijo que la agencia espera completar el modelo de aguas subterráneas en aproximadamente un mes y luego decidir qué hacer con esos tres pozos. Uno que atiende a la planta de Hialeah registró 0.091 partes por millardo en las últimas pruebas, y dos que atienden a la planta de Preston midieron 0.077 y 0.079, justo al borde del umbral de 0.07 de la EPA.
Una vez que lleguen los resultados, dijo Yoder, “pudiera tener sentido cerrar esos p