El “Megxit duro” anunciado el sábado por la reina Isabel II, que impone al príncipe Enrique y a su esposa Meghan renunciar al título de alteza real y a algunos de sus ingresos, deja a la familia real británica circunscrita a un núcleo más cerrado.
En un inhabitual comunicado que puso fin a diez días de crisis, la reina declaró que “los duques de Sussex dejarán de utilizar su título de alteza real ya que interrumpirán sus tareas como miembros activos de la Familia Real”
Liberados de sus “obligaciones reales”, Enrique, de 35 años, y Meghan, de 38, que anunciaron el 8 de enero que querían ser independientes e instalarse en América del Norte con su hijo Archie, no podrán ya “formalmente representar a la reina”.
Les tabloides, que acusaron a la pareja de querer “la gallina y los huevos de oro” al mantener un pie en la familia real –un estatuto inédito–, saludaron unánimemente la decisión.
Es un “acuerdo innegablemente radical”, opina el Daily Telegraph, mientras el Sunday Mirror saludó que la reina ordenara un “Megxit duro”, en alusión al Brexit previsto para el 31 de enero.
La mala relación de la pareja con los tabloides británicos pesó en su decisión de dar un paso al lado. Acusada de racismo contra la actriz norteamericana mestiza, la prensa sensacionalista atacaba regularmente a Meghan, calificándola de “duquesa caprichosa”.
“Es una abdicación”, no duda en afirmar el experto en protocolo de la familia real, Alastair Bruce, interrogado por el Sun on Sunday, quien destaca que Enrique queda retrogradado al mismo nivel que otros 30 duques británicos.
La pareja conserva su título de duque y duquesa de Sussex, pero renuncia al monograma HRH, que en inglés significa Su Alteza Real.
Enrique y Meghan devolverán además 2,4 millones de libras esterlinas (3,1 millones de dólares) de fondos públicos que sirvieron para renovar su hogar, Frogmore Cottage, cerca del castillo de Windsor.
“Es algo absolutamente sin precedentes” opina en el Sun Dickie Arbiter, exsecretario de prensa real, pues “ningún miembro de la familia real ha devuelto alguna vez dinero”, incluso los que fueron privados del estatuto de alteza real.
— Núcleo —
Antes del joven príncipe, sexto en el orden de sucesión al trono británico, su madre Lady Diana perdió también ese estatuto tras haberse divorciado del príncipe Carlos en 1996. Igual que Sarah Ferguson, cuando se separó del príncipe Andrés, segundo hijo de la reina.
Pero ahí se trataba de “títulos honoríficos” obtenidos por matrimonio. En cambio, ahora es el primera vez que un miembro de la familia Windsor por nacimiento se ve privado de este estatuto.
Algunos comentaristas trazan un paralelo con la abdicación del rey Eduardo VIII en 1936, quien al casarse con una estadounidense divorciada renunció al trono, pero éste no perdió de hecho su título: pasó de “Su majestad el Rey” a “Su majestad real el Duque de Windsor”.
Al actuar así, la reina Isabel II marca un hito en la historia de una de las más antiguas instituciones británicas, al iniciar la era de un nuevo funcionamiento más restringido en torno a sus miembros nucleares.
El príncipe Carlos, que se prepara a suceder a su madre de 93 años, ya expresó la voluntad de “restringir (la familia) a un núcleo de miembros (…) que trabajen a tiempo completo” según Penny Junor, autora de varios libros sobre la monarquía.
Pero desde un punto de vista afectivo, “Enrique, Meghan y Archie seguirán siendo miembros muy queridos de mi familia”, quiso subrayar la reina, quien se felicitó que “una solución constructiva para (su) nieto y su familia” fuera hallada “tras varios meses de conversaciones”.
El “cálido” mensaje de la reina muestra “el afecto que demuestra una abuela hacia su nieto” según Alastair Bruce, pero “al mismo tiempo ha tratado con mano de hierro, típica de la autoridad monárquica, este problema que debía ser resuelto”. AFP